El dólar está ganando espacio en el mercado internacional, aunque no así en República Dominicana. Es un fenómeno que para algunos podría resultar “extraño y contradictorio”, pues lo lógico es que las mismas fuerzas que rigen la oferta y demanda fuera, lo hagan aquí en nuestro país. En realidad, a juzgar por los resultados, “todo depende de la dependedura”.
De todos modos, la fortaleza del dólar es positiva para algunos, pero, al mismo tiempo, negativa para otros. Todo depende de la posición de cada quien en el mercado. Para quienes en República Dominicana generan divisas a través de las exportaciones de sus productos (o servicios) deben estar preocupados porque un debilitamiento de la moneda estadounidense les resta competitividad, toda vez que recibirán menos pesos. Una empresa que exporta genera dólares, pero paga en pesos. Además, la depreciación de la divisa implica que será más costoso suplirse de las materias primas necesarias para la producción. En estos momentos, por demás, hay que tomar en cuenta que hay un impacto global en los precios los problemas de oferta y logística.
Los europeos, principalmente los que están bajo la sombrilla del euro, están sintiendo, por otro lado, la fortaleza del dólar, contrario a lo que ocurre en República Dominicana, cuya economía ha podido salir menos perjudicada de la inflación global justamente porque el peso se ha apreciado. No está demás decir que un peso más fuerte también ayuda al gobierno en el pago de los compromisos externos.
Europa, de su lado, sufre con la inflación más alta de los últimos años porque su moneda, además del impacto que tiene en su economía la escalada global de precios y la guerra en Ucrania tras la invasión rusa, ha perdido espacio frente al dólar. Los europeos deben buscar más euros para financiar sus exportaciones y pagar su deuda.
En Estados Unidos un dólar más fuerte tiene más de una arista. Por un lado es el resultado de la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal, todo con el objetivo de frenar la inflación, pero al mismo tiempo, con el riesgo de afectar la recuperación económica. De hecho, al analizar lo que ha sucedido con su producto interno bruto (PIB), Estados Unidos entró en recesión técnica en el segundo trimestre de 2022, cuando su economía experimentó una caída del 0.2%, tras ya haberse contraído un 0.4% en los tres primeros meses del año.
Cuando hablamos de República Dominicana, donde su moneda se ha apreciado frente al dólar, la historia es diferente. Aún estamos creciendo, la inflación comienza a ceder un poco de espacio, la tasa de política monetaria está en 8% y las autoridades aseguran que todo pasará bien, quizá mejor de lo que esperaban. Ser optimista funciona. Si algo ha caracterizado al gobernador del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), Héctor Valdez Albizu, es su optimismo rebosante. Y así debe ser: ¿Se imaginan a una persona con su responsabilidad expresar aunque sea una leve preocupación por el comportamiento de la economía? Sería una señal equivocada.