Para la mayoría de los organismos internacionales que se vinculan a la economía, habrá una ralentización del crecimiento de la economía global durante el 2023, situando el crecimiento del producto bruto interno en no más de un 2.7%, sobre todo si se mantienen las condiciones actuales de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En efecto, y según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), existe un 25% de probabilidades de que la situación empeore y que la expansión global sea menor que la proyectada para el 2022 que es de un 3.2%. “Lo peor está por llegar, y para mucha gente el 2023 se sentirá como una recesión”, reitera el FMI en un informe correspondiente al mes octubre del año en curso.
De su lado, se prevé que el PIB de la economía estadounidense tenga un ritmo de expansión de apenas un 0.7% durante el 2023, en tanto que se pronostica que la economía de la zona euro crezca de manera negativa en 0.9%. Sin embargo, las proyecciones indican que, en el caso del PIB de la economía China, esta crecerá en un robusto 5.1% en comparación con el resto de las economías industrializadas, lo que son buenas noticias para un país que había visto disminuir su acostumbrada alta tasa de crecimiento económico.
En lo concerniente a las expectativas que existen sobre lo que ocurrirá con la economía latinoamericana durante el 2023, se proyecta que esta crecerá, en promedio, en un 1.7%, menor a la expansión del 3.5% que se prevé alcanzará a finales de 2022, según las mismas proyecciones realizadas por el FMI. Como se sabe, esta baja en el crecimiento económico de la mayoría de los países, está influenciada por la situación de guerra que se mantiene entre Rusia y Ucrania, y la cual ha generado tensión económica, política y social tanto en la zona euro como en el resto del mundo.
Adicionalmente, el aumento constante de las tasas de política monetaria de los bancos centrales de casi todo el mundo, han impactado negativamente las inversiones y, por vía de consecuencia, la actividad productiva, y se espera que esto continúe durante todo el 2023.
Otro elemento importante a destacar de cara al 2023, es que probablemente la inflación mundial se mantenga en niveles altos, lo mismo que los problemas vinculados al costo de la deuda pública, sobre todo a nivel de los países de ingresos medio y bajo, lo que repercutirá para que estas economías no tengan espacio para mejorar su desempeño y para procurar elevar las condiciones de vida de su población.
En el caso de la economía dominicana, se proyecta que esta se expandirá en un 5.0% durante el 2023, cercano al que se espera alcanzar a finales de este 2022. Así también, aunque existe el optimismo de que los precios internos bajen durante el próximo año, lo cierto es que mientras se mantengan las condiciones de incertidumbre en los mercados de bienes y servicios a nivel mundial, la inflación en países como la República Dominicana, no cederá.
En esa misma línea, y entendiendo que el 2023 es un año preelectoral, se estima que habrá una expansión del gasto público, tanto corriente como de inversión, lo que tendrá efectos perniciosos sobre el déficit fiscal. Agréguenle a esto el hecho de que el porcentaje de la deuda pública con relación al PIB aumentó durante este 2022, lo que no es una buena noticia para las finanzas públicas, sobre todo del lado de los ingresos tributarios.
No obstante lo anterior, hay que continuar apostando a la estabilidad económica, política y social para el 2023, así como a la resiliencia de la economía dominicana, y a su capacidad de reponerse de los fenómenos y vaivenes que son propios de la aldea global en que se ha convertido la economía mundial.