La digitalización de los negocios trajo consigo una diversidad de ofertas que sin las nuevas tecnologías de la información y la comunicación serían imposible. El surgiendo de servicios tan populares como el streaming, es decir, la transmisión de video y sonido vía internet; el desarrollo de plataformas de alquiler de vehículos y de alojamiento, entre otros, representan importantes retos para el comercio tradicional.
Estamos frente la industria 4.0 y todo indica que la rapidez con que se transforman los modos de producción será más rápido cada vez. La economía digital forma parte esencial en la vida humana, desde los servicios financieros hasta los pedidos de comida y servicios de telemedicina. La inteligencia artificial es sólo una consecuencia del desarrollo de la tecnología a escalas inimaginables hace algunos años.
El turismo, una actividad que tradicionalmente se contrataba a través de agencias de viajes o llamando directamente a los hoteles, hoy se enfrenta al desarrollo de plataformas que compiten con éxito en la oferta de alojamiento. Se trata, pues, de una nueva realidad que marca una línea en el tiempo. Antes se hacía de una forma y ahora es de otra. El desarrollo de Airbnb, por ejemplo, ha puesto a la hostelería tradicional a repensar su modelo de negocios, obligándola a ser más competitiva y creativa.
Muchas veces los turistas prefieren vivir una experiencia más cercana a las comunidades, por lo que prefieren alquilar un apartamento o habitación, aunque ello implique tener que preparar sus propios alimentos o encargarse de algunas tareas cotidianas que no representan ninguna preocupación si el hospedaje es en un resort. Vivir la experiencia es el valor agregado que buscan muchos turistas hoy día.
Para nadie es un secreto que plataformas como Airbnb representan una real competencia para los hoteles. Las opciones a la vista, porque ya está pasando con más frecuencia, es sumarse o montarse en la ola para no sucumbir.
La hotelería tradicional, como se conoce desde hace más de 200 años, ha tenido que irse adaptando a los nuevos tiempos. Desde que se tiene la posibilidad de acceder a plataformas de reservas por internet, con la posibilidad de comparar precios, los hoteles se enfrentan a algo que antes pasaba desapercibido: la evaluación o puntuación de los usuarios.
Sin duda, la nueva economía, la que existe en el mundo digital, ha obligado a los hoteles a implementar cambios drásticos para adaptarse a las exigencias.
Por suerte, el turismo dominicano lo ha entendido.