La economía naranja cada vez más incorpora obras intelectuales y cinematográficas que son registradas para su explotación económica. El desarrollo del sector es vertiginoso, acción que requiere que los tribunales, profesionales del arte y los 11.5 millones de dominicanos conozcan la importancia de los derechos de autor.
Para el director general de la Entidad de Derechos de los Productores Audiovisuales Dominicana (Egeda Dominicana), Nelson Jiménez, el autor debe registrar su obra para evitar el plagio y pueda beneficiarse económicamente de su creación.

Su pensamiento queda confirmado en las 1,161 obras en físico que se registraron durante el período enero-marzo del 2023. El 84.4% de los registros fueron obras literarias (980), seguidos de 158 obras artísticas y 23 obras científicas. Mientras, 52 y 225 obras se registraron mediante los servicios en línea y en la sucursal de Santiago, respectivamente, establece la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA).
Pero las solicitudes presenciales se situaron en 673 durante el primer trimestre de este 2023, siendo 424 solicitudes sobre letras de canción. A este le siguen, 66 producciones de canciones, 58 obras musicales, 50 libros, 30 guiones cinematográficos, 11 sinopsis. En menor cantidad, proyectos generales (10), producción de obras musicales (8), cortometrajes (8) y cuentos (8).
Si bien República Dominicana cuenta con la Ley 65-00 que protege los derechos de autor y de propiedad intelectual, existe una dicotomía. Para el ejecutivo, la clase artística y los creadores de obras carecen de mayor conocimiento en torno a la protección de sus obras. “Desde el mercado hay una responsabilidad de cada quien de informarse, cada quien tiene que tomar conciencia de que los derechos de autor es un tema que debe ser sopesado”, explicó.
De acuerdo con el ejecutivo, la entidad se creó a principios del 2015 y busca proteger y regular las obras cinematográficas y fundar una entidad de gestión que representara los derechos económicos, derechos de propiedad intelectual que pertenecen a la explotación económica de la obra. “Cuando nos referimos a la explotación de derechos de una obra son aquellas que tienen una estructura de proyección y con una estrategia de aprovechamiento económico”, expresó a elDinero, al indicar que el propietario tiene derechos por comunicación pública, retransmisión y remuneración equitativa.
Al momento de crear una obra se realiza una estrategia futura, según Jiménez, para “sacar algún provecho por lo que debe estar debidamente registrada para evitar el plagio”.
Innovación
La inversión en producciones audiovisuales en la región de América Latina y el Caribe durante el 2019 ascendió a US$5,700 millones, además creó 1.6 millones de empleos directos e indirectos, según Olsberg SPI.
En República Dominicana, el panorama es similar. Durante el 2022, la industria cinematográfica movilizó RD$15,000 millones por la filmación de 125 proyectos, siendo 65 extranjeros y 60 nacionales. De hecho, la producción de contenido únicamente no se limita a los medios tradicionales como el cine, la televisión o la radio.
En pleno siglo XXI, los 8,000 millones de la población global crean contenido a través de un celular conectado a las plataformas digitales. Y no es para menos, 9,466,815 cuentas tienen acceso a internet hasta diciembre 2021, establece el Instituto Dominicano de Telecomunicaciones (Indotel).
“En otros países lo que ha sucedido es que ha habido un proceso cada vez más de regulación de las obras, en particular, que han mostrado un mayor desarrollo. Por ejemplo, dentro de las obras audiovisuales que en término amplio debemos incluir las que se realizan en redes sociales”, consideró el ejecutivo.
Por otra parte, Jiménez aseguró que la importancia de que los creadores de obras, intelectuales y productores protejan sus obras desde el inicio es evitar la reproducción ilegal de sus creaciones. Además, aconsejó que las obras estén debidamente verificadas ante las instituciones públicas como la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA) o la Dirección General de Cine (DGCine).