Los tipos de interés en Estados Unidos siguen altos. En Europa la situación es similar. La inflación es un tema de altísima preocupación. Los temores de que haya una recesión en la principal economía del mundo parecen sustentados, a primera vista, en los efectos que sobre el consumo tiene la inflación y el costo del dinero.
Tal y como lo explica JP Morgan, a través de su equipo técnico Grupo Estratégico de Inversión Global, la inflación y los tipos de interés siguen altos, el crecimiento se está frenando, por lo que hablar de una recesión podría no ser una idea descabellada. Todo lo contrario, podría afirmarse, debería ser un tema tomado en serio para saber cómo actuar para, en todo caso, intentar que llegue.
Resulta difícil ignorar las amenazas a la economía. Esto es lo que afirman los expertos de JP Morgan. Consideran que, en Estados Unidos, las complejas olas de incertidumbre incluyen turbulencias en el sector bancario, reducción del crédito, caídas del ahorro de consumidores, descensos de los beneficios empresariales y aumentos de los despidos.
Lo descrito, sin tener que buscarle una vuelta diferente, apunta a convertirse en una recesión, partiendo de que cuando se cae el crédito y aumenta el desempleo sólo hay un destino: paralización de la producción.
En lo que sí hay que estar de acuerdo con JP Morgan, porque siempre hay que ser optimista, es que la probabilidad de que suban los beneficios empresariales, motor de las rentabilidades de la renta variable, es superior a lo que muchos creen. El hecho parece extraño, pues habría que preguntarse cómo es que las empresas podrían ganar más con una economía en caída. La única forma sería dejando de invertir en producción y convirtiendo sus activos en recursos líquidos al servicio del mercado financiero.
Siguiendo con JP Morgan, es cierto que la demanda no está disparada, y que los beneficios y los márgenes han caído ligeramente desde máximos históricos. Sin embargo, las ventas resisten, han bajado los costes de transporte y energía, el dólar está más débil (una ventaja para los exportadores estadounidenses) y, por último, la pugna por encontrar trabajadores ha bajado de intensidad.
Este panorama, alentador por un lado y pesimista por el otro, no deja ser una jugada maestra de quienes tienen la posibilidad de no sólo de prever el futuro, sino de hacer que suceda. El mercado financiero a veces ve más que la simple vista de un solo actor desde su oficina de inversiones.