[dropcap]E[/dropcap]n las elecciones pasadas participaron 26 partidos políticos. Sólo ocho presentaron candidatos presidenciales, lo que evidencia la innecesaria existencia de tantas “organizaciones políticas”. Existir como “partido” para estar siempre aliado a otro más grande es una admisión implícita del gran negocio que se mueve detrás, muy lejos de los intereses generales.
El boletín 12 de la Junta Central Electoral (JCE), con el 98.67% de los colegios computados, demuestra que algunos “partiduchos” se salvaron en “tablitas” o porque, simplemente, actuaron como las plantas parásitas. Según los datos, 17 entidades no llegaron siquiera al 1% de los votos válidos emitidos, lo que también es otra demostración de que algo habrá que hacer en este país en materia de Ley de Partidos.
Es evidente que son organizaciones que sólo existen con un propósito: vivir del presupuesto público, mientras el Estado no puede cumplir con todos los compromisos sociales. Cuatro partidos (MODA, BIS, PHD y ALPAIS) obtuvieron entre el 1% y 2% de los votos, por lo que se ganan la ventaja de la duda. ¿Para qué tantos partidos políticos?
Cómo están las cosas, la boleta de 2020 quedará conformada en este orden: PLD, PRM, PRD, PRSC, ALPAIS, PHD, MODA y BIS. Los demás no tienen razón de ser. Lo lamentable es que algunos sacaron uno que otro regidor u otra representación municipal. Por supuesto, no deberían participar más si se respeta la inteligencia de los ciudadanos y todo el mundo “se mete a serio en este país”.
Sé que muchos dominicanos se inscriben entre los que consideran que un partido político, si es que así se le pueda llamar a una organización que no obtenga ni el 1% de los votos válidos emitidos, debe perder la personería jurídica para siempre cuando su votación es pírrica.
Además, a quienes deciden formar una entidad partidaria deberían participar solos durante su primera presentación al electorado, a fin de saber si la compilación de firmas que hicieron fue real o se hizo a sabiendas de que nada se supervisa con estricto apego a las reglas.
Quedó demostrado que algunos no son más que fincas familiares o colmados. También quedó al descubierto que no es el nombre lo que arrastra. Es una pena que un país con una carencia de recursos tan grande destine casi RD$2,000 millones en años electorales para sostener estas estructuras políticas.