La vida de los perros y gatos callejeros es complicada, buscan sobrevivir cada día sin alimento o refugio y huyendo de numerosos peligros. La mayoría de estos animales sufren de desnutrición, ya que no cuentan con una alimentación rutinaria y de calidad. Comen lo que encuentran o con suerte de lo que algunas personas les dan. En algunos casos pueden llegar a estar días sin probar bocado e incluso semanas.
Según datos del Centro Antirrábico Nacional, para el 2006 República Dominicana tenía alrededor de 90,000 perros deambulando, de los cuales 29,000 estaban en Santo Domingo, es decir, el 33% de la población total. Protectores de animales consultados por elDinero indican que esta cifra en la actualidad podría superar los dos millones, debido a las escasas campañas de esterilización y castración.
“¿Qué falta para que el país respete el derecho de los animales? ¡Un milagro!”, respondió la presidente de la fundación PetHome, Gabriela Jounbert, quien asegura que República Dominicana está lejos de lograr avances en materia de conciencia. “Un país donde no se respetan los derechos de las mujeres, los envejecientes y los niños, es difícil que se proteja el de los animales”.
Afirma, además, que a pesar de que existe mejor acceso a la información, cada día hay más casos de maltrato, por lo que entiende aún queda “mucho trabajo de concientización”.
La presidente de la Federación Dominicana por los Derechos de los Animales (Fedda), Lorenny Solano, asegura que el Estado no está cumpliendo con su rol. “Si ellos no pueden crear refugios como lo estipula la Ley 248- 12, por lo menos que apoyen a los rescatistas y albergues que están haciendo su trabajo sin recibir ningún aporte”, explica.
Gastos
Las organizaciones y las personas independientes que se dedican a la protección animal dependen más de sus recursos propios que de las donaciones que les llegan, las cuales afirman no son puntuales, y otras se sostienen con dificultad con el dinero aportado.
La fundadora de rescate Nefertiti, Pilar de la Cruz, tuvo que cerrar las puertas de su refugio en 2021 por falta de ingresos. Explica que para sacar adelante a los pocos perros que les queda realiza rifas, ventas de artículos de segunda mano, inyecta dinero de sus negocios y acepta donaciones de alimentos o artículos de limpieza a través de sus redes sociales.
De la Cruz, quien decidió buscar consuelo en los animales tras la muerte de su madre, indica que realiza esta acción por el amor y cariño que les tiene. “He tocado tantas puertas que me cansé. En estos casi seis años he escrito muchas cartas a funcionarios y empresas, pero aún no tenemos apadrinaje”, dice.
La Ley 122-05 sobre Regulación y Fomento de las Asociaciones sin Fines de Lucro establece que en el entendido de que realizan actividades de carácter social o comunitario, estas quedan libres de pagar impuestos sobre la renta u otros. Sin embargo, Pilar comenta que a pesar de ser una organización sin fines de lucro formalmente regulada no está exenta de pagarlos. Sostiene que para el 2022 cerró el año fiscal en RD$3.3 millones.
“Ese dinero pudiera gastarlo en comida para los animales y pagaría un costo menor en las veterinarias”, agrega. Por su parte, Jounbert que inició su labor rescatando a una perra parida y que ahora tiene a su cargo más 60, espera recibir unos 35 de otro albergue que cerró sus puertas en Higüey, provincia La Altagracia.
Comenta que para impulsar el refugio tiene un mecanismo de donación mensual de RD$200 en el que hay unas 35 personas inscritas, esto significa una entrada mensual de RD$7,000. Sin embargo, asegura que “esto no es dinero para la cantidad de perros”.
La presidente de la organización señala que cada animal debe tomar un desparasitante masticable contra pulgas y garrapatas que cuesta RD$800 (la más barata) cada 3 meses, una vacuna anual contra la rabia y otra quíntuple contra otras enfermedades.
Agrega que, también, necesitan de otros cuidados y disponer de por lo menos RD$22,500 para su alimentación mensual. Como su finca está lejos de la ciudad deben disponer de un botiquín de primeros auxilios en caso de emergencias que les cuesta reponer unos RD$9,000.