Todo movimiento tiene riesgo, hasta no moverse, porque envejece en el mismo lugar, y es bueno que los perros ladren, para saber que nos movemos, le diría El Quijote a Sancho en su conquista por el mundo, detrás de la verdad. Así pues, en la medida que se acumulan los bienes, ante la extraordinaria producción de riqueza del hombre, los riesgos también crecen en todas las direcciones, que no pueden ser ignorado por los responsables de tomar las decisiones.
En el pasado no imaginaríamos, que una guerra tan lejana como la que libran Rusia y Ucrania, podía afectar la economía de muchas naciones en el mundo, y hasta nosotros llevamos nuestros petacazos, como los que nos dejo y aun persisten, la pandemia del Covid-19. Y como nos cuenta la historia, hasta por la pérdida de una herradura, se pierde una nación. Como me recordara un amigo, que la decisión de una cubana, provoco la invasión de Irán.
Las aseguradoras y reaseguros han tenido que enfrentar cada vez un mercado dinámico, donde las perdidas crecen constantemente, a tal ritmo que el primer semestre de este año, el promedio de los últimos 10 anos, creció más de un 50% y la tendencia es hacia arriba. Los terremotos, los huracanes y las inundaciones, cada vez son más catastróficas, y frecuentes, por la enorme concentraciones urbana y agrícola en diferentes zonas, y ahora súmele que las altas temperaturas y sequía, están produciendo incendios devastadores en todo el planeta.
Esta realidad, nos obliga a ser proactivo y disruptivo. Es obligatorio anticiparnos a los fenómenos y sus efectos para reducir perdidas, cuando no podamos eliminarlas. Porque la responsabilidad no quedará y no será suficiente dejarla a la protección de los seguros, también la capacidad de ellos se va reduciendo y encareciendo, de tal manera, que nos imponen ser parte de la solución a los grandes conflictos y consecuencias de los riesgos.
En la era moderna, caracterizada por una creciente interconexión global, avances tecnológicos y cambios climáticos, la administración de riesgos se ha convertido en una herramienta crucial para la supervivencia y el éxito de las organizaciones. La incertidumbre inherente a este entorno dinámico y en constante evolución hace que la gestión efectiva de los riesgos sea más necesaria que nunca, por lo que seria una irresponsabilidad no gestionar y administrar los riesgos, antes que nos sorprendan.
La administración de riesgos implica identificar, evaluar y mitigar los riesgos potenciales que una organización puede enfrentar en sus operaciones y actividades. Esta disciplina no solo se aplica a las empresas, sino también a los gobiernos, las instituciones financieras, los sectores de salud y educación, y en la propia vida familiar. Su gran importancia, nos obliga a seguir en el próximo artículo.