[dropcap]E[/dropcap]n República Dominicana está prohibido cerrar instituciones, aunque se demuestre que su ciclo productivo y útil a la sociedad terminó. Tal es el caso del BNV, ahora Bandex, una entidad que, como se dice popularmente, “es más la sal que el chivo”.
Quizá un capítulo especializado para financiar la producción con fines de exportación, como sucede con el sector turístico, hubiera sido más funcional desde el punto de vista de costo-beneficio, con la posibilidad de que el Bandex fuera absorbido por el BanReservas, donde sí hay experiencia y capacidad financiera de respuesta. Y está demostrado.
No es un secreto que el Bandex es producto del sueño de un sector tan importante como el exportador de tener una entidad financiera exclusiva, replicando las experiencias de otros países que han tenido éxito con este modelo. Pero aquí ha sido todo lo contrario.
El Bandex nació y ni siquiera se celebró su nacimiento, no se hizo un acto de lanzamiento y no se presentó al público como una entidad con carácter desarrollista.
Y no es que haya que cerrarlo. No, eso no. No se trata de aniquilarlo sin siquiera dar sus primeros pasos. Aún está en su etapa inicial. Sin embargo, es factible llamar la atención porque podría no crecer, quedarse anquilosado, heredando “el fucú” de su antecesor y no cumplir con su principal objetivo: fomentar las exportaciones.
Los resultados de su primer año podrían ser un aviso. María del Pilar Nanita Español, exgerente general, presentó ante Adoexpo un informe (brevísimo) el cual indica que entre junio de 2015 y junio de 2016 prestó RD$900 millones a 170 beneficiarios.
Y me pregunto: ¿Para qué dan RD$900 millones? Y como dijo la funcionaria, días antes de ser sustituída del cargo, la creación de un banco para el financiamiento del sector exportador ha sido uno de los pilares en países con una estrategia de desarrollo sustentada en la promoción, crecimiento y diversificación de sus exportaciones. Y vuelvo a preguntar: ¿Cuál es la estrategia dominicana? No hay.