La transformación demográfica que vive República Dominicana es innegable. Datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) establecen que entre 1950 y 2010 la edad mediana de la población dominicana aumentó desde los 17.1 hasta los 24.8 años, y seguirá creciendo hasta alcanzar los 29.4 años en 2025.
La entidad gubernamental vaticina que para el 2100, la edad mediana de la población sería de 47.8 años, esto significa 21.5 años más envejecida que la del año 2015. El avance del envejecimiento en la estructura poblacional implica un incremento de la población mayor de 60 años, la cual pasó de representar un 4.4% en 1950, a suponer el 8.6% en 2010 teniendo en cuenta que la población era de 9,478,612. En 2025, según explica la ONE, se espera que llegará a representar el 12% de la población total.
Esta nueva realidad puede representar tanto un reto como una oportunidad. La emergente “economía plateada” que incluye todas aquellas actividades económicas, productos y servicios diseñados para satisfacer las necesidades de las personas mayores de los 50 años se ha convertido en un sector económico global de dinamismo.
Diana Mejía de Moronta, directora de Desarrollo Integral y Protección al Adulto Mayor, del Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape), aseguró que el envejecimiento de la población es una tendencia cada vez más marcada en el mundo y de manera pronunciada en América Latina y el Caribe. Indicó que los adultos mayores están impulsando uno de los mercados más rentables y dinámicos de los últimos años.
Moronta , quien citó que según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los aportes de los adultos mayores estimulan el crecimiento económico, lo que beneficia a las comunidades y sectores económicos. En ese sentido, entiende que los legisladores y los líderes empresariales pueden beneficiarse más de la longevidad al combatir la discriminación por edad, alentando las fuerzas laborales multigeneracionales y adaptando los productos y servicios para satisfacer las necesidades de una población que envejece rápidamente.
Longevidad
Tal como lo establece el informe “La economía plateada de América Latina y el Caribe” del (BID), en la actualidad América Latina y el Caribe (ALC) es la región del mundo que más rápido está envejeciendo. Estima que, en 2050, más de una de cada cuatro personas (25.7%) será mayor de 60 años.
Refiere que ALC es una región joven comparada con otras partes del mundo. Como promedio en la región los adultos mayores representan el 13% de la población, un porcentaje menor que en Europa (26%) o en América del Norte (23%). Sin embargo, se observa una disparidad entre países, con una población mayor que se acerca al 20% del total de sus habitantes, como es el caso de Barbados (19.8%) y Uruguay (19.1%).
Refiere que de los países más longevos que la región le siguen Chile con un 15.7%, Argentina (15.1%) y Trinidad y Tobago con 14.2%. También, Jamaica (12.8%), Costa Rica (12.85), Brasil (11.7), El Salvador (11.5%) y Panamá (10.9%). En el caso de República Dominicana este ocupa el 15 lugar, de 24 países analizados por el BID, con el 9.7% de adultos mayores con respecto al total de su población y se espera que para el 2050 alcance el 21.1% .
Apunta a que, en 2090, América Latina y el Caribe será la región con el porcentaje de adultos mayores de 60 años más alto del mundo, con más del 36%. La entidad internacional sugiere que ante este rápido envejecimiento los países de la región deben empezar a prepararse, transformando sus economías y adaptando sus sistemas de protección.
Productividad
La Comisión Europea establece que si en un solo país se reunieran a todos los adultos mayores de 50 años o más de Europa este sería la tercera economía más potente del mundo.
Pero ¿qué hace que este colectivo tenga ese poder?, a pesar de que en cada región es diferente, el BID explica que el perfil de estos consumidores es el de personas con un poder adquisitivo mayor que el de los más jóvenes, entre otras cosas, es porque ya no suelen tener tantas cargas económicas, como la crianza de los hijos, gestionan mejor su bienestar financiero gracias a la experiencia o han cosechado ahorros durante su etapa más productiva.
Moronta indicó que distintos autores explican que el enfoque del envejecimiento productivo hace referencia al concepto de productividad en un sentido aún más amplio, entendiéndose como el conjunto de beneficios colectivos que las personas mayores consiguen a partir de sus acciones individuales. Es decir, la productividad apunta al “hacer con un sentido”, y no necesariamente referirse sólo a la esfera económica, sino también a la contribución social de las personas mayores y a su satisfacción de necesidades sociales de importancia.
“Según la evidencia y las estadísticas, las personas mayores en un gran porcentaje son productivas desde el enfoque de sus capacidades, talentos y habilidades, lo que es necesario capitalizar la experiencia de esta población para poderla transformar en aportes necesarios para la continuidad en el desarrollo de las sociedades”, dijo.
La servidora pública sugirió que la manera en que una persona adulta mayor puede continuar siendo parte de la economía es a través de:
- Desarrollar una mejor comprensión de las aportaciones no remuneradas de la población mayor de 60 años, como el cuidado familiar que tradicionalmente realiza y el voluntariado.
- El diseño y creación de productos y servicios que cubran las necesidades de la población adulta mayor.
- Fortalecer el mercado laboral, tomando en cuenta la diversidad de edades.
- Invertir en mejorar la capacitación, la actualización de habilidades y el aprendizaje de por vida para todos los trabajadores (educación continua).
En 2014 el sector formal totalizaba una población ocupada de 1,832,618, de las cuales 111,156 eran personas mayores de 60 años activos en sus puestos de trabajo, esto es el 6%. Hoy, ese porcentaje aumentó al 8%, ya que para el segundo trimestre de este año los adultos mayores sumaron los 190,059, de un total de 2,266,592 trabajos formales, según el Banco Central.
El pico más alto de la población ocupada de adultos mayores en el sector formal se registró en el cuarto trimestre de 2022 cuando alcanzó los 191,625. Con respecto a otras edades, entre los 15 y 24 años se concentra el 15%, de 25 a 39 (43%) y de 40 a 59 el 34%.
Respecto a los informales, en el segundo trimestre de este año representaban el 16% (359,818) de un total de 2,266,592 ocupados informales en edades comprendidas entre los 60 años o más.
La directora de Planificación y Desarrollo, Jenny del Rosario, del Conape sostiene que si bien entre 2002 y 2016 aumentó la proporción de personas mayores que perciben una pensión de un sistema contributivo, la tasa de ocupación de este grupo etario no bajó sino aumentó levemente, incluso entre las personas que perciben una pensión.
Aseguró que esto indica la preferencia de los adultos mayores de mantenerse económicamente activos para seguir haciendo una contribución productiva, mantener relaciones sociales y plantearse objetivos específicos.

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, el desarrollo de la economía plateada tiene importantes implicaciones para la equidad entre géneros, entre clases socioeconómicas y entre generaciones. Las mujeres viven, en promedio, cinco años más que los hombres, lo que ha llevado a un proceso de “feminización” del envejecimiento.
Hoy en día hay, en ALC, ocho millones más de mujeres que de hombres mayores de 60 años; las mujeres representan el 55% de la población mayor. Además, la diferencia de género se expande a medida que se consideran poblaciones de mayor edad; por ejemplo, entre los adultos mayores de 80 años, el 62% son mujeres.
Iniciativas
Mabel Paniagua de la Fundación Manos Arrugadas afirmó que en la fundación realizan un plan de reintegración física, social, productiva y de bienestar humano, donde los adultos mayores reciben clases en distintas disciplinas como: el macramé, baile, computa, teatro, entre otras. “En las clases de macramé los ponemos a hacer cintillos, bolsos y otros productos que son preventa, o sea que ellos los pueden vender”, dijo.
Indicó que en el país a partir de los 50 años muchas personas son desplazadas de sus trabajos por la edad, por lo que empiezan a sentir rechazo social. Explica que, con la fundación, que beneficia a unos 350 adultos mayores, se busca que este segmento de la población pueda eliminar ese sentimiento de frustración y rechazo y que pueda aprender a seguir siendo productivo. “También tenemos la clase “nuevo mundo” donde ellos aprender a cómo usar su celular para llamar a sus familiares y aprender cómo funcionan las redes sociales”, comunicó.
Paniagua sugirió al Estado impulsar iniciativas de reintegración, donde el adulto mayor lleve a cabo trabajos que no resulten forzados y que refuercen su memoria para prevenir el alzhéimer. “La clase de baile que impartimos también es un trabajo cognitivo donde tienen que memorizar los pasos”.