El caso del Intrant, con esto del contrato para control de tráfico y semáforos del Gran Santo Domingo, es una mala experiencia que pudiera ser convertida en algo positivo. Todo apunta a que el director en licencia, Hugo Beras, posiblemente fue sorprendido en su buena fe y que, muy probablemente, confió en quien no debió.
En este caso, por supuesto, hay abuso de confianza y todo lo que, de alguna manera, aparecerá luego. Del lado negativo saldrá algo que tiene que ser positivo.
Lo primero es que nadie, absolutamente nadie, puede confiarse demasiado. La debida diligencia es un paso que nadie puede saltarse. Lo otro positivo, desde nuestro punto de vista, es que el Gobierno sigue dando muestras de que no apaña situaciones que más adelante pudieran traducirse en una crisis de imagen. Felicitar el trabajo de la DGCP también es oportuno.