[dropcap]H[/dropcap]istóricamente hemos escuchado que vivir de la renta es bueno, que da tranquilidad, bienestar; que es la mejor forma de multiplicar las riquezas o bienes materiales. Pero cuidado, no todo es verdad.
Vivir de la renta también implica multiplicar las riquezas, mas no distribuirla. ¿Por qué? Simple: Cuando una persona o empresa compra títulos (de deuda) genera ingresos producto de los intereses que le generan esos papeles. Sin embargo, si esos recursos no son invertidos en actividades productivas, tales como industriales, agrícolas, textiles y otras, entonces ese dinero se creó sobre bases no tan sólidas.
¿Qué puede provocar esta situación? Si la economía no crece en bienes y servicios que puedan absorber ese dinero creado sin un respaldo en producción real (ociosamente), véalo como sea, es posible que haya que enfrentar inflación o devaluación.
Entre las definiciones más socorridas, respecto a lo que significa vivir de la renta, es que se trata de un término utilizado en política para designar a países no democráticos que aseguran un mínimo bienestar a la población gracias a los ingresos derivados de importantes actividades económicas no productivas, generalmente la extracción de petróleo.
En República Dominicana hay ejemplos de sobra. Existen sectores que viven exclusivamente de la renta. ¿Cuáles? Mire a su alrededor. Cuando una economía es perfecta esto no sucede. Hay importantes retos. Las autoridades encargadas de regular la competencia, de garantizar equidad y, más que todo, de hacer cumplir la ley están en la obligación de impulsar una economía que funcione sobre la base de la producción.
Vivir de la renta, en primera instancia, genera un bienestar fofo que luego se traduce en una realidad especulativa, en la que los más afectados son los que menos tienen.
Y eso no conviene a nadie, incluso a los poseedores de las riquezas.