[dropcap]L[/dropcap]a visita del Fondo Monetario Internacional (FMI) a República Dominicana ha puesto a más de uno a leer entre líneas. Posiblemente, y quizá sin el posiblemente, el Poder Ejecutivo esté leyendo más allá de lo que dicen las palabras diplomáticas expuestas por los técnicos del organismo multilateral en los primeros párrafos, a propósito de la evaluación de la economía.
Hay muchos puntos que llaman la atención. Sin embargo, hay un aspecto en la afirmación del FMI que genera más de una pregunta. ¿Qué significa crecer por encima del crecimiento potencial? ¿Cómo se puede entender la afirmación de que la economía dominicana está en una “posición robusta” mientras hay un llamado a atender riesgos latentes relacionados con la salud fiscal y el peso de la deuda? ¿Cómo se combina un crecimiento vigoroso con políticas prudentes si el país ha tenido que recurrir a los mercados de capitales para, precisamente, cubrir los consecuentes déficits de los últimos diez años? Hay “variables” que no encajan.
“La economía dominicana se encuentra en una posición robusta en el ciclo económico. Con la actividad económica expandiéndose a un ritmo promedio del 7% durante los últimos tres años, la economía está operando por encima de su crecimiento potencial, y los shocks positivos de oferta han contenido las presiones inflacionarias y fortalecido la posición externa. El vigoroso crecimiento sostenido y las políticas prudentes de los últimos años han ayudado a mejorar los indicadores sociales y fortalecer la confianza”, observa el FMI.
Lo que sí es preciso reconocer es la inteligencia con el Banco Central ha logrado mantener la estabilidad macroeconómica del país. Ninguna de las variables se ha salido de control, lo que, indudablemente, garantiza una buena posición e imagen del Gobierno. Sin ser un experto, y no tengo por qué serlo, puedo colegir que la gestión de Héctor Valdez Albizu le ha salvado la popularidad a la actual administración.
Cuando escuchamos la máxima de algunos economistas de que prefieren tasas de interés altas a una devaluación, indudablemente que hay razón. Cuando la moneda pierde valor frente al dólar se genera inflación y, por vía de consecuencia, pérdida en el poder adquisitivo de la gente. La inflación, posiblemente, es el cuco de cualquier gobierno y en éste no puede ser la excepción.
Cuando hay un descontrol en los precios, que puede venir por una sobreoferta de dinero en circulación, devaluación repentina de la tasa de cambio o una escasez estacional, hay efectos en la popularidad de quienes tienen la responsabilidad de implementar políticas económicas atinadas y coherentes.
De todas las preguntas que puedan surgir de la declaración del Fondo, hay una que es posible responder con simples palabras. ¿Qué significa crecer por encima del crecimiento potencial? Oh, fácil: que hay un sobrecalentamiento de la economía y eso, indudablemente, habrá que enfrentarlo con dos alternativas: o suben las tasas de interés o se deja rodar un poco la tasa de cambio. ¿Cuál es menos dolorosa? Eso depende.