[dropcap]L[/dropcap]as tres empresas distribuidoras de electricidad (EDE) se han unido un coro nada agradable. Ahora todas, como en sus mejores tiempos, cantan a coro: ¡Apagones! Y lo peor de todo es que ocurre en un tiempo donde el calor es sofocante. No importa si usted vive en un circuito 24 horas, con honrosas excepciones, los cortes en el servicio de electricidad se vuelven cotidianos.
En las últimas semanas ha sido peor. Las protestas en algunas zonas del país, que no necesariamente son sólo circuitos B, C, D o E, han reaparecido. Edesur y Edeeste se han llevado la peor parte. Quizá porque están en la zona de mayor densidad poblacional se sienten más sus debilidades en la gestión comercial.
¿Por qué una distribuidora de electricidad, que compra un bien y lo vende, no puede ser tan rentable como sí lo son otras compañías? En el mismo sector eléctrico está el ejemplo del Consorcio Energético Punta Cana Macao (CEPM), una empresa que sin recibir subsidio del Estado, como sí lo hacen las tres distribuidoras, sirve con efectividad y calidad a sus clientes en su área de concesión.
Desde el punto de vista lógico y comercial, no tiene razón la amarga realidad por la que atraviesan las distribuidoras estatales. Y no estoy sugiriendo que las privaticen; no, eso no. De lo que se trata es de terminar de una vez y por todas con la pésima gestión que realizan los administradores de estas tres empresas del Estado, pues sus faltas cuestan caro a los contribuyentes.
¿Cómo es posible que el ahorro que se logró con la reducción de los precios del petróleo no se haya traducido en una mejora en la gestión comercial? ¿Por qué dejan caer los circuitos 24 horas que ponen en funcionamiento? Y que no me vengan con que es el resultado de la falta de compromiso de los usuarios o clientes del sistema. No, no y no. Nadie se atreve a reclamarle a una empresa de telecomunicaciones porque le corten el servicio por no haber pagado. Debería ser igual cuando se habla de electricidad, un servicio que no sólo mejora la calidad de vida de los ciudadanos, sino que garantiza desarrollo económico.
Da vergüenza que en la segunda década del siglo XXI estemos hablando de apagones en un país que crece por encima del promedio de la región, que recibe más de 6.5 millones de turistas, que tiene estabilidad macroeconómica y que somos referencia para las demás economías. El próximo capítulo de esta serie de artículos será sobre la falta de transparencia en la subcontratación o “outsourcing”. ¿Cuántas empresas subcontratadas tienen las EDE para ofrecer sus servicios?