Las empresas, como las personas, quisieran ser jóvenes por siempre. Quizás porque la innovación y el emprendimiento son asociadas con la juventud. Pero, ¿cómo se puede fomentar la innovación dentro de una organización madura?
Pudiera contestar esta pregunta con referencias bibliográficas o casos internacionales, pero prefiero documentarla con una empresa dominicana que ha sido mi cliente durante un decenio, por lo que he tenido tiempo suficiente para identificar unas cuantas claves de reinvención empresarial. Se trata de Pellerano Herrera (P&H), la firma dominicana de abogados que hasta sus más pugnaces competidores reconocen como un referente de innovación.
Este año, cuando celebra su 65 aniversario, P&H se ha dado el lujo de ganar los tres principales galardones internacionales que se conceden en la industria del derecho. Las editoriales británicas Chambers and Partners, Who’s Who Legal e International Financial Law Review (IFLR) la han seleccionado como “Firma del Año de República Dominicana 2017”.
De estos tres premios, me interesa destacar el último, porque uno de los criterios de premiación de IFLR ha sido calificar a P&H como la firma más innovadora de República Dominicana. ¿Y qué hace innovadora a esta firma en un sector en el que históricamente se ha valorado más la tradición que la innovación? P&H adopta y adapta primeros que otros las nuevas tecnologías, las nuevas formas de hacer negocios, de gestión gerencial, de gestión del conocimiento y de capturar el talento emergente. Y todo esto lo hace poniendo siempre al cliente en el centro de la acción. Una de las cinco primeras computadoras personales que llegaron al país, en los 80, por ejemplo, fue traída por P&H y, en esa misma década, cuando los escáneres eran tan grandes como las neveras, la firma empezó el proceso de digitalización de su rica biblioteca jurídica. También en esa década, fue la primera firma dominicana que estructuró sus servicios por áreas de prácticas jurídicas.
En los 90, desarrolló junto a Microsoft una plataforma digital que luego fue seleccionada internacionalmente como un caso de estudio de aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión de una firma de abogados. Esos fueron los años en que P&H se globalizó junto con los mercados internacionales.
Cuando en el mundo se pronosticaba que todos íbamos a “la nube” digital, P&H ya había completado su ascenso en 2013. Y así, podría citar muchos más ejemplos, particularmente en la gestión del conocimiento, pero prefiero reservar el espacio disponible para una reflexión sobre el concepto de emprendimiento asociado a la innovación como cara y cruz de una moneda. Del mismo modo que se asocia la innovación a la juventud, el imaginario convencional asocia el emprendimiento a esta etapa de la vida, al individuo que funda su propio negocio, al autoempleado y a las pymes.
El economista Joseph H. Shumpeter, considerado como el más importante teórico del emprendimiento durante el siglo XX, habla de dos tipos de emprendedores: el replicativo y el innovador. El primero toma la iniciativa de comenzar su propio negocio replicando lo existente, y la mayoría de las veces, si sobrevive, permanece pequeño. El emprendedor innovador, el disruptivo, en cambio, crea valor para sus clientes en una forma nueva y eso impulsa su organización a una trayectoria de gran crecimiento. Hoy en día, sin embargo, el emprendedor innovador no tiene ni siquiera que empezar un nuevo negocio, sino que puede hacerlo desde dentro de una organización existente. “Intrapreneurship es la nueva disrupción”, dice el experto en innovación legal Joshua Kubicki. “Innovar desde adentro de una organización madura es un gran desafío”.
Eso es precisamente lo que ha estado haciendo P&H desde los 80, cuando la generación de “los licenciados” relevó a la de “los doctores” en la conducción de la firma: innovar permanentemente desde adentro, la única forma en que una empresa madura puede mantenerse joven por siempre.