Uno de los grandes problemas que históricamente ha tenido República Dominicana es el déficit habitacional que se registra a todo lo largo y ancho de la nación.
Aunque las cifras no son exactas ni concluyentes, se estima que existe un déficit habitacional creciente en todo el territorio nacional, el cual es alimentado, entre otras cosas, por la cantidad de bodas que anualmente se registran en el país. En efecto, según la Asociación de Constructores y Promotores de Viviendas (Acoprovi), unas 16,000 uniones matrimoniales formales tienen lugar cada año en RD, siendo este un fenómeno que empuja la demanda por todo tipo de viviendas.
Acoprovi también ofrece el dato de que la diferencia entre la oferta y demanda de viviendas en el país es de alrededor de 900,000, creciendo dicho déficit en más de 50,000 anualmente, con lo que se concluye que el número de soluciones habitacionales que se construye es insuficiente para atender la referida demanda.
Algunos organismos internacionales han planteado la necesidad de que se invierta el 1% del PIB en la construcción de soluciones habitacionales, tanto para resolver el problema cualitativo como cuantitativo de este viejo mal. Más recientemente, la Oficina Nacional de Estadística también ha realizado estudios que muestran que durante el período de abril y octubre de 2017, la actividad edificadora reflejó un crecimiento de 5.9% medido en metros cuadrados de construcción.
Aunque este problema tiene sus orígenes muchos años atrás, la falta de organización territorial y de un amplio plan nacional también ha sido un factor en contra de su solución. Otro hecho notable es que la ilegalidad de los terrenos en la mayoría de las provincias, había impedido que estos se convirtieran en instrumentos de garantía para posibilitar el otorgamiento de préstamos que coadyuven con la mencionada problemática.
Dentro de todo, sin embargo, una poderosa y casi desconocida alianza público-privada está teniendo lugar en la ciudad de Santo Domingo, constituyéndose en una clara luz en el camino para la reducción significativa del déficit habitacional en esta importante provincia del país.
Sin mucha bulla, pero con notables resultados, se levanta el complejo habitacional más grande que se haya concebido en el país, el cual tiene una interesante característica, y es que está dirigido a una clase media-baja, con ingresos moderados, que ya puede tener acceso a una vivienda digna. Por eso, entiendo que no es tan osado proponer: “Cásese y múdese a la Ciudad Juan Bosch”.