Los recicladores informales aprovechan una oportunidad de trabajo remunerada a través de la compra de materiales reutilizables o del pago por servicios de recolección. Al mismo tiempo, contribuyen a la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente, al retirar de los vertederos o de las ciudades desechos que pueden ser reaprovechados por las industrias.
Alrededor del 1% de la población mundial se gana la vida con el reciclaje informal, de acuerdo con el estudio Avances y Desafíos para el Reciclaje Inclusivo: Evaluación de 12 Ciudades de América Latina y el Caribe. En la región alrededor de cuatro millones de personas obtienen su sustento de vida mediante la recolección, transporte, separación y venta de materiales reciclables, como cartón, papel, vidrio, plástico y metal de los vertederos.
El Ministerio de Medio Ambiente identificó en 2012 con un sistema GPS unos 237 vertederos de alrededor de 354 calculados para ese año en todo el territorio nacional, asegura la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) en un análisis sobre el tema. Apunta que si se dividen los 48,442 kilómetros cuadrados del país entre los 354 vertederos, “el resultado es un vertedero por cada 136 kilómetros cuadrados, una cantidad muy elevada para un país insular y de superficie reducida (Alcántara, 2012)”.
En República Dominicana el sistema de recolección funciona a través de los recicladores que trabajan en las calles y los denominados “buzos” que lo hacen directamente en los vertederos. En ambos casos, estos le venden a terceros, que revenden los materiales para reciclar a empresas, como la Cervecería Nacional y Maldosa.
Medio Ambiente estima que en el país solo se recicla un 7% de los desperdicios (676 toneladas) que generan unos RD$300 millones al año.
José Castro es uno de esos recolectores de calle y ha sido su trabajo por 18 años. Vende los galones que recoge a cuatro pesos, el papel a tres y el metal a ocho la libra. Estos materiales los lleva a Villa Consuelo, donde operan sus compradores.
“Tengo la costumbre de levantarme a las 6:00 de la mañana y tomo la 27 de Febrero. Mi ruta es por Villa Juana y Sambil, tomó la Kennedy y hago mi recorrido hasta llegar a la Churchill, de 3:00 a 4:00 de la tarde termino mi faena”.
Explica que hay días en que consigue ganar hasta RD$800, dependiendo de lo que encuentre, pero por lo general solo consigue entre RD$200 y RD$350. “Uno va resolviendo la comida y llega a la casa con algo, ahí por lo menos (muestra el triciclo) yo tengo como RD$150 solo en papel”, señala.
Orlando Dussier trabaja directamente en el vertedero de Duquesa, tiene una área asignada y lo único que recolecta son fundas plásticas. Tiene 15 años en este negocio con el cual ha sacado adelante a su familia.
Entra a las 6:00 de la mañana al vertedero para desarrollar una una jornada de más de ocho horas, colecta el plástico y vende la libra a cuatro pesos. “En un día de trabajo puedo reciclar entre 100 a 200 libras de este material”, explica. Las condiciones el vertedero ponen en riesgo la salud de estos recicladores. Dussier indica que lo único que reciben es una vacuna durante un operativo médico realizado cada dos meses.
En 2017 se exportaron US$315.6 millones en plástico y sus manufacturas y US$69.6 millones de papel y cartón, según informaciones de la Dirección General de Aduanas.
El director de operaciones en el Duquesa, José Santo Hernández, explica que los buzos venden a recicladores más especializados y cada uno colecta un tipo específico de material.
“El trabajo de los recicladores mayoristas se realiza fuera, aquí hay una asociación de buzos organizada y la directiva de la asociación de recicladores le compra a los buzos”. Explica que en el vertedero existen aproximadamente 2,000 buzos con jornadas de trabajo con tandas en la mañana, en la tarde e, incluso, en la noche.
José Sepúlveda, dueño de la compañía Ochea Reciclaje, compra aluminio, bronce, cobre, hierro y plástico duro a los buzos que salen del vertedero. Cuenta con 12 trabajadores que le ayudan a subclasificar de una mejor forma esos residuos, a los que paga con salarios que van desde RD$500 diarios, RD$3,500 semanal o RD$8,000 quincenal y para el moledor de plástico RD$15,000 mensual.
Sepúlveda compra el plástico a cinco pesos la libra. Por el hierro paga a nueve pesos el kilo, el aluminio a RD$13, el cobre a RD$90, el bronce a RD$60 y las latas de pintura a RD$5. De acuerdo a la DGA, en 2017 el país exportó US$285.3 millones en fundición, hierro y acero.
Robinson García, representante de los recicladores de la provincia de Santiago, explicó dentro del contexto de la Cumbre Regional sobre Sistemas de Reciclaje Inclusivo en América Latina y el Caribe, que gracia a un mapeo realizado en 2012 con la Red Latinoamericana de Recicladores (Red Lacre), se pudo determinar que el país cuenta con un promedio de 12,000 recicladores.
La Cumbre, realizada en Colombia, contó con el apoyo de The Coca-Cola Company y se enfocó en la importancia de mejorar el modelo de gestión sustentable de residuos sólidos para reconocer e integrar los más de un millón de recicladores informales de la región.
Santiago cuenta con una asociación de recicladores con 455 miembros formada a partir de la Red Lacre. En el país se formalizó el Movimiento Nacional de Recicladores, conformada por representantes de Puerto Plata, Santiago, Constanza, Samaná, San Pedro de Macorís, San Juan de la Maguana y el Distrito Nacional.
Sin embargo, a pesar de la creación de este movimiento y las diversas asociaciones, el país, al igual que América Latina, tiene muchos desafíos que afrontar, entre los cuales están lograr la organización de todos los recicladores, hacer entender tanto al Gobierno como a los ciudadanos que estos trabajadores son una solución y no un problema y ofrecerles una mejor condición laboral.
Robinson García explicó el caso puntual que enfrentan los recicladores de Santiago desde 2014, cuando fueron expulsados del vertedero. “Los recicladores de por sí tenemos un enemigo público, el alcalde, al que no le hacemos daño y la empresa que está en el vertedero no está recolectando ni el 20% de lo que reciclamos”.
Exequiel Estay, secretario general del Movimiento Nacional de Recicladores de Chile y encargado de comunicaciones en la Red Lacre, explicó que en Centroamérica no se habla tanto de recicladores de calle, sino directamente de vertedero.
Estay explicó que con el trabajo de los recolectores de material para reciclar se recupera y ordena lo que la sociedad no es capaz de separar para una buena gestión de residuos. “El reciclador tiene una triple tarea, recolectar, clasificar y poder darle una buena disposición a los residuos”.
Señala que estos trabajadores informales tienen un impacto en el medio ambiente muy grande al retirar los desechos. “Estamos hablando de unos 80,000 metros cúbicos mínimos que se están ahorrando en la disposición de vertedero”.
María Alicia Urbaneja, directora ejecutiva de la Red Nacional de Apoyo Empresarial a la Protección Ambiental (Ecored), sostiene que “hay un tema de voluntad política para que los ayuntamientos y las comunidades entiendan que los buzos son parte de la solución y no del problema”. “Por otro lado, los recicladores tienen que organizarse de una manera sana y entender que pueden trabajar en grupos o solos, pero con orden”, añade.
Urbaneja señala la importancia de la aprobación del Proyecto de Ley sobre el Manejo de Residuos Sólidos, el cual propone la inclusión de los recicladores informales o “buzos” en la separación de los desechos dentro de los rellenos sanitarios.
Legislación
Entre las normativas vigentes, las más importantes para la gestión de los residuos son la Ley General sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Política para la Gestión Integral de Residuos Sólidos Municipales (PGIRSM) (2014).
La PGIRSM establece la inclusión de los recicladores como un objetivo importante. Existe también un Anteproyecto de Ley General de Residuos Sólidos que propone medidas concretas para formalizar y proteger a los recicladores.
La Ley General sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales del año 2000 (64-00), establece la base de la legislación relacionada con la gestión de residuos en el país. Esta ley, cuyo objeto básico es normar la conservación, protección, mejoramiento y restauración del medio ambiente y los recursos naturales, responsabiliza a los ayuntamientos municipales de operar los sistemas de recolección.
EcoRed
El proyecto de los recicladores se enmarca dentro de los objetivos de EcoRed: promover la cultura de sostenibilidad en República Dominicana y las acciones encaminadas a agregar valor a la cadena de reciclaje. Con el financiamiento de Coca-Cola, que aporta cerca de US$300 mil. El proyecto se inició en el año 2013 en tres municipios del país: Santo Domingo Este, San Pedro de Macorís y Samaná.