Lo más valioso que puede tener cualquier comunidad, por más variables que quieran analizarse respecto al potencial de desarrollo, es su gente. Sin el ser humano el planeta no sería más que un gran pegote de tierra con forma esférica flotando en el espacio, como sí los son los demás cuerpos celestes que giran alrededor del Sol.
La comunidad de Chacuey Abajo, que forma parte del distrito municipal Platanal, de Cotuí, provincia Juan Sánchez Ramírez, acaba de dar un gran paso de avance y de ejemplo en la zona. Con el apoyo comunitario y de amigos de dentro y fuera se implementó el proyecto de identificación y colocación de letreros que identifican a esta comunidad.
Lo que buscan los chacueyanos, además de ejercer el derecho que les asiste como seres humanos con deseos de progresar, es el reconocimiento de las autoridades de que allí hay un potencial de desarrollo ecoturístico y productivo, el cual necesita, indefectiblemente, del apoyo del Estado.
Lo que más abunda en esta comunidad son las ganas de trabajar, pero lamentablemente las fuentes de generación de empleos, más allá del motoconcho y otras actividades de servicios, son escasas. Lo único que mantiene a flote a esta comunidad es la esperanza de ver algún día instalada en su zona alguna industria o proyecto agroindustrial que pueda darle sustento a sus habitantes.
Con muchísimo esfuerzo han logrado cambiarle el rostro a la comunidad con miras a ver de qué forma las autoridades provinciales y nacionales se fijan en el talento humano que hay dentro y que en muchos casos ha tenido que emigrar para salir de las garras de la pobreza. Se puede. Sólo hay que mirar hacia el talento humano que alberga la comunidad de Chacuey Abajo, homónima del río que cruza sus predios y que hoy transita por un camino que dificulta el tránsito hacia el progreso.