La mayoría de empresas escocesas está preocupada por el posible aumento de los precios, la escasez de mano de obra y la pérdida de fondos europeos tras el “brexit” y solo una de cada doce se declara completamente preparada para abandonar la Unión Europea (UE), revela hoy una encuesta.
El sondeo, elaborado por la firma EY (antigua Ernest & Young) para el Gobierno escocés, desvela que la mayor parte de las compañías considera que la retirada del Reino Unido de la UE, prevista para el próximo 29 de marzo, plantea riesgos para la competitividad, la rentabilidad y, en algunos casos, la viabilidad de las empresas.
El estudio, que se realizó entre septiembre y noviembre de 2018 a partir de las respuestas de 80 compañías y asociaciones comerciales representativas del ámbito económico, supone el análisis más detallado hasta el momento de las implicaciones que el “brexit” puede tener para los negocios escoceses.
Según los resultados, los sectores más vulnerables a las nuevas barreras al comercio que se pueden establecer con la UE son los de alimentos y bebidas, productos químicos y otras manufacturas.
El sector de la alimentación y las bebidas, así como el energético, alertó sobre el riesgo de que se eleven los precios para el consumidor.
Casi las tres cuartas partes de las empresas consultadas dijeron que han tomado algunas medidas para prepararse y una de cada seis informó de que no se siente lista para afrontar el “brexit”.
La posible implantación de aranceles, si finalmente el país abandona la UE sin acuerdo y pasa a regirse por los términos de la Organización Mundial del Comercio, significaría que a algunos exportadores, como los de semillas de patata, se les podría imponer una tasa del 40%.
Las empresas aseguraron que en tal escenario se arriesgan a perder competitividad respecto a sus rivales comunitarios.
La incertidumbre ante las posibles dificultades que pueden surgir para la contratación de personal, como consecuencia de restringir la llegada de trabajadores comunitarios, es también objeto de preocupación para la industria de la alimentación y las bebidas, los servicios financieros y los sectores creativos.
El informe destaca asimismo el riesgo para la economía escocesa de que haya una caída en la inversión extranjera, que en las últimas décadas ha sido clave para el crecimiento y la productividad.
Por contra, precisa que un debilitamiento de la libra esterlina puede hacer que el Reino Unido se convierta en un enclave más atractivo para los inversores.