La decisión del Banco Central de liberar RD$29,209.7 millones del encaje legal para que los sectores financieros concedan préstamos a tasa fija de 9% anual durante seis años consecutivos es positiva, pero no deja de ser sorprendente.
Generalmente, se dispone la liberación de dinero del encaje legal para facilitar créditos a tasas reducidas, para motivar a los actores económicos a demandar más dinero para invertirlo, para dinamizar el consumo y así reactivar la economía.
Pero resulta que la economía dominicana mantiene un ritmo de crecimiento favorable, a razón de 5.7% en el primer trimestre de este año, por lo que no se observan razones aparentes para motivar un mayor ritmo de crecimiento.
Incluso, al observar los resultados del sector Servicios Financieros, vemos que en el primer trimestre de este año su crecimiento fue de 9.5%, muy superior al crecimiento de 6.4% que exhibió en el primer trimestre del año pasado, lo cual puede ser indicativo de que este año se estarían demandando más créditos y no se hace necesario ofrecer mayores facilidades.
También llama la atención que en el primer trimestre de este año el sector construcción creció 12.5%, superior al 11.9% de igual período de 2018.
Sin embargo, la Junta Monetaria como quiera decidió liberar recursos del encaje legal para que el sector financiero ofrezca préstamos con tasa fija de 9% a los sectores exportador, industrial, comercial, pequeñas y medianas empresas, adquisición de viviendas, así como consumo y personales.
En todo caso, la decisión es positiva, porque siempre es bienvenida la posibilidad de que sectores económicos y personas de manera individual puedan acceder a préstamos con tasas de interés más bajas que las del promedio del mercado financiero.
Es posible que el Banco Central haya notado que, aunque la economía crece favorablemente, en el primer trimestre hubo sectores con una desaceleración considerable, como el agropecuario (de 6.2% a 3.6%) en el primer trimestre de este año frente a igual período del año pasado. También, la industria local (6.3% a 2.2%), las zonas francas (5.6% a 2.9%), el comercio (7.8% a 2.6%) y las comunicaciones, con un desplome de 9.3% a un -0.7%.
Las autoridades monetarias puede que hayan observado esa situación de decrecimiento considerable en sectores que se caracterizan por ser los principales generadores de empleos y están entre los más dinamizadores de la economía. De seguir esa tendencia, las perspectivas de crecimiento pudieran ser menores y se hacía necesario revertirla.
De ser así, entonces tiene sentido esta decisión de liberar más de RD$29,000 millones del encaje legal para conceder financiamientos a tasas blandas durante un conveniente período de seis años de plazo sin variaciones.
Pero tengo una observación que he expresado en otras ocasiones en que se ha liberado recursos del encaje legal para iguales fines: las limitaciones a los créditos para la adquisición de viviendas.
El Banco Central establece que los RD$8,400 millones disponibles para créditos a la adquisición de viviendas deben ser a viviendas nuevas listas para entregar, por lo que se deja fuera a los potenciales adquirientes de viviendas de segunda mano que, contrario a otros bienes como vehículos, no se deprecian tan rápido y resisten como garantía.
Además, es el único renglón a financiar donde se colocan topes en los precios (RD$3.5 millones en unos casos y RD$8 millones en otros). Esto es contradictorio si se considera que para préstamos de consumo personales no hay restricción y se puede comprar un vehículo de lujo a elevado precio con un préstamo de 9% anual fijo a seis años, pero no se puede hacer lo mismo con una vivienda, aun cuando se trata de un bien de impacto social más positivo.
Eso es algo que se debe revisar, porque hay muchas familias de clase media baja en proceso de adquirir viviendas usadas con precios que pueden rondar los RD$3.5 millones, pero no califican para préstamos como recursos de encaje legal, debido a las restricciones impuestas por el Banco Central.
La adquisición de viviendas no puede ser incentivada sólo para viviendas nuevas, en zonas apartadas de la ciudad, sino también para viviendas de segunda mano. Sería más justo.