La administración estatal de la economía dominicana proviene de las medidas de política monetaria que recae sobre el Banco Central y de las decisiones de política fiscal que debe tomar el Gobierno, a través del Ministerio de Hacienda.
En el caso del Banco Central, la Junta Monetaria debe revisar los indicadores económicos nacionales y externos para tomar medidas que, en primer lugar, contribuyan a garantizar la estabilidad de precios, además de evitar devaluaciones monetarias desproporcionadas, velar por un dinamismo en la economía que garantice el crecimiento y la estabilidad.
En el caso del Gobierno Central, se asume que deben desarrollar estrategias para reducir la evasión y la elusión fiscal, velar por un incremento en las recaudaciones fiscales sin afectar el buen desenvolvimiento de los actores económicos y de los contribuyentes en sentido general, además de hacer todo lo posible porque esa eficiencia recaudadora no implique la aplicación de nuevos impuestos ni de aumentos o ampliación de tasas de los gravámenes ya existentes.
Pero en forma adicional, las medidas de política fiscal deben ir en la dirección de racionalizar el gasto público, hacerlo más eficiente, a los fines de evitar aumentos en el déficit fiscal y de desacelerar, si no es posible congelar o reducir, el creciente endeudamiento público.
Pero lo que se observa en los últimos años es un acrecentamiento de la práctica constante de indisciplina fiscal, que obliga a las autoridades del Banco Central a acrecentar las medidas de política monetaria en procura, no solo de cumplir con sus metas macroeconómicas, sino, además, de “tapar” parte de los huecos que provoca el Estado en materia fiscal.
Es así como hemos visto una reducción de los desembolsos del Gobierno para la recapitalización del Banco Central, lo que ha obligado a las autoridades monetarias a emitir más certificados de lo programado para poder cubrir con el camuflaje de “déficit cuasi fiscal” una parte del “déficit fiscal” del Poder Ejecutivo, a los fines de que no se vea más elevado de lo anunciado como porcentaje del producto interno bruto (PIB).
Pero también hemos visto este año al Banco Central haciendo unos esfuerzos más que extraordinarios para dinamizar la economía y evitar una desaceleración mayor a la que se ha presentado, por lo que decidió liberar más de RD$34,300 millones del encaje legal para que los bancos ofrezcan financiamientos con bajas tasas de interés y a plazos de hasta seis años sin variación.
La idea es motivar una mayor demanda de préstamos de parte de empresas y consumidores, pero los resultados no han ido a la velocidad programada, aunque ya se han desembolsado poco más del 55% de esos recursos.
En forma adicional y como forma de abaratar el costo del dinero, el Banco Central también ha decidido reducir en 100 puntos básicos la tasa de política monetaria, con lo que también pretende contribuir con un abaratamiento del costo del dinero y así también motivar un incremento de la demanda interna.
Estas medidas de política monetaria han sido necesarias no solo por los posibles efectos de la situación económica mundial, sino por factores locales que, como la incertidumbre creada por las confrontaciones políticas internas del partido en el Gobierno, han provocado una especie de “compás de espera” en nuestro sector empresarial, que aguarda por los resultados del panorama político electoral por definirse a mediados del próximo año.
Todo eso, sumado a una desaceleración en la captación de divisas por la ralentización en el sector turismo y en las exportaciones, ha contribuido a que se incremente la demanda de dólares por parte de sectores importadores y de otros que desean resguardarse convirtiendo sus pesos en moneda dura como prevención ante cualquier indicio de inestabilidad.
Lo anterior también ha obligado al Banco Central a tomar una nueva medida de política monetaria, esta vez para inyectar más de 100 millones de dólares al mercado y así detener la escalada alcista que muestra frente al peso dominicano.
El propio Banco Central ha admitido que se han realizado transacciones con el dólar sobre 52 pesos por uno, aunque la tasa oficial es mucho menor. Esperamos que todas esas medidas de política monetaria surtan los efectos deseados.