Seguramente han escuchado sobre los tres pecados del inversor. Estos pecados tradicionalmente se conocen como la avaricia, la pereza, y el ansia. Necesitamos superar estas tendencias para evitar tomar decisiones equivocadas a la hora de invertir.
A continuación resaltaré el primero de los pecados del inversor y los otros dos en próximas entregas.
1. El pecado de copiar lo que hacen los demás inversores.
La estatua del toro en Wall Street simboliza la mentalidad colectiva de los inversores, es decir, todos invierten en las misma clase de activos cuando suben los precios.
Seguir a la “manada” funciona cuando quieres comprar productos de consumo como vehículos o lavadoras (generalmente estos productos serán de buena calidad en el caso de tener un buen historial de funcionamiento).
La verdad es que este modus operandi es totalmente inverso en relación a las finanzas, es decir, rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
Recomendación: Bill Allen, vicepresidente de la gestora de fondos Charles Schwab, recomienda seguir las reglas y no lo que hagan los demás inversores. Estas reglas pueden ser tan sencillas como no vender o comprar de forma impulsiva cuando leamos una noticia reciente del mercado.
La constancia es clave y los inversores más exitosos se resisten a las volatilidades del mercado.
En muchos casos, no seguir las mismas estrategias de los demás inversores evitará que compre caro y venda barato.