La calidad de las relaciones con la comunidad puede ser la clave del éxito o el fracaso de un proyecto, lograr y mantener el apoyo comunitario es un factor fundamental para su viabilidad a largo plazo.
Una mala relación con la comunidad, puede generar desconfianza, sobre todo si consideran que no se están tomando en cuenta las preocupaciones locales, pudiendo esto provocar una resistencia a las operaciones presentes o futuras de la empresa, o desembocar en un conflicto.
Los programas comunitarios sostenibles son aquellos que en su desarrollo respaldan el fomento de las capacidades y actitudes de la población local a través de la formación, el empleo y la educación.
Las empresas deben estar consciente del impacto que sus actividades de negocio pueden tener sobre las condiciones de vida, el desarrollo económico y medioambiental de las comunidades y territorios donde operan.
Deben tener el compromiso de promover el desarrollo social de esas comunidades, creando valor compartido y protegiendo el medio ambiente, preservando los recursos necesarios para las generaciones futuras.
Al desarrollar un proyecto comunitario es importante identificar y reconocer previamente los diversos perfiles culturales que existen en las comunidades, mediante un proceso de dialogo que fomente generar una visión compartida sobre el desarrollo del territorio donde se implementara el proyecto.
Incluyendo dentro de su plan de acción la promoción del desarrollo sostenible a través de la transferencia de habilidades y capacidades locales, apoyo a la educación, soporte social y familiar, valoración de la identidad cultural, salud, seguridad ciudadana y la preservación del medio ambiente y la biodiversidad.
Identificar los posibles espacios de acercamiento para implementar actividades de dialogo sostenible, con el objetivo de entender y valorar la cultura de la comunidad para compartir ideas e intercambiar experiencias, visualizando oportunidades de desarrollo y conociendo sus necesidades primarias.
El dialogo debe ser continuo y transparente, que permita identificar y dimensionar impactos de las operaciones en el territorio para evaluar potenciales riesgos que afecten a la comunidad o al medio ambiente.
El proyecto siempre debe contemplar la creación de espacios de colaboración y alianza para poder articular un desarrollo de la comunidad adecuado, y detectar valores comunes que permitan potenciar el cambio evolutivo en el desarrollo de la comunidad local, respetando su autonomía y las relaciones interinstitucionales con el gobierno nacional, regional y local.
Y para garantizar una mejora continua de la gestión acordar con la comunidad indicadores que reflejen el nivel evolutivo con la presencia de la empresa en el territorio.