Una mutación de un virus común ha irrumpido en el mundo, trayendo consigo no solo una amplia incertidumbre, sino también efectos económicos que podrían ser incalculables, además de muertes que constituye el lado más doloroso de esta epidemia.
Desde ya, los pronósticos de crecimiento de la economía mundial para el 2020 han disminuido de un 2.9% que se esperaba, a un 2.4%. Siendo China, en donde se originó y propagó el virus, la quinta parte de la economía del globo terráqueo, es obvio que una reducción del gasto de consumo de los habitantes de ese país, impactará al resto del mundo.
Sin embargo, el sector económico que aparenta será el mayor perdedor de la expansión del coronavirus en todo el mundo es el turismo, pues es casi seguro que millones de personas se abstengan de viajar y visitar lugares en donde el brote está siendo mucho más agresivo. De hecho, Italia se presenta como uno de los países que más sufrirá los efectos económicos de este virus, no solo por la situación interna que vive, sino también por las medidas que muchos países han tomado de no viajar a sus ciudades y/o de no permitir la entrada a sus territorios de aviones de pasajeros y buques de carga.
Fruto del coronavirus, además, la Reserva Federal de los Estados Unidos acaba de anunciar la disminución de la tasas de interés en 0.5%, una medida que busca impactar positivamente a la economía norteamericana, y también al resto del mundo, ante los efectos que pudiera tener en los mercados esta enfermedad.
Lejos de China, y más cerca de USA, República Dominicana ha anunciado su primer caso de enfermo de coronavirus, siendo un efecto inmediato la medida tomada por Puerto Rico al no permitir que barcos de matrícula de este país, atraquen en sus puertos.
El entretenimiento permanente que los dominicanos tienen en la política, no les permite observar que los efectos en la economía nacional que podría tener una expansión del Coronavirus, son más que una disminución de los visitantes extranjeros. En efecto, las exportaciones nacionales a Europa y los Estados Unidos pudieran verse limitadas, con lo que la producción local sufriría con las potenciales consecuencias de reducción de empleos y pérdida de poder adquisitivo de los consumidores.
Adicionalmente, una reducción de las exportaciones ampliaría el déficit en Cuenta Corriente de Balanza de Pagos, con efectos también sobre el tipo de cambio. En resumen, y sin ánimos de alarmar a los agentes económicos, lo cierto es que el resultado económico puede ser más negativo que el balance en términos de muertes e infectados, aunque, obviamente, estos últimos duelen más.