[dropcap]E[/dropcap]n este 2015 se cumplen 93 años de haberse rodado en el país “La Leyenda de la Virgen de La Altagracia”, el primer filme netamente dominicano (1922). Su estreno fue el 16 de febrero de 1923, con una duración de 20 minutos. Fue dirigida por Francisco Palau. Aquí se inicia la historia del cine criollo en República Dominicana.
El Estado duró 88 años para darse cuenta del potencial “de película” que tiene la industria del cine dominicano. El sector privado lo notó muchos años antes, pero también le faltó la convicción suficiente para hacer las inversiones que hoy hace en las grandes producciones, muchas de las cuales representan al país en festivales importantes por todo el mundo.
El cine comercial se inicia en el país en 1994 con “Nueba Yol”, según afirma el productor, actor y director Alfonso Rodríguez. Le reconoce a Ángel Muñiz haber descubierto la gran oportunidad de negocios, de proyección e inversión que representa la industria para el país. “Fue la primera película que dio el palo”, sostiene.

Sin embargo, es en 2010, con la promulgación de la Ley General de Cine, marcada con el número 108-10, que el Estado toma en serio la industria.
La inauguración en 2013 de los Estudios Pinewood, en Juan Dolio, San Pedro de Macorís, que incluye un tanque de agua gigante para filmaciones marinas y de profundidades, es la muestra de los efectos que la legislación comenzó a tener en la atracción de inversión extranjera. El proyecto total será de US$68 millones.
Como efecto inmediato, la Corporación Financiera Internacional (IFC), perteneciente al Banco Mundial, comprometió US$20 millones en esta iniciativa. La inauguración de los estudios fue encabezada por el presidente Danilo Medina y el empresario Felipe Vicini.
El potencial de la industria sigue siendo evidente. Hans Witsenboer, de la Eurocámara en República Dominicana, se ha referido a las cualidades del país para desarrollar la industria y al apoyo que dará esa entidad.
En 2014 se dio el impulso institucional que marca la historia reciente de la industria del cine. Se trata de la alianza que lanzaron la Asociación de Industrias (AIRD), el Consejo Nacional de Competitividad (CNC) y el Ministerio de Cultura, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través del clúster cultural “Cine como marca país”, que establece una relación directa de la industria manufacturera con la creatividad, con el fin de mejorar la capacidad exportadora de República Dominicana.
Según la Dirección General de Cine (DGCine), durante 2013 la producción de películas generó alrededor de 27,000 empleos directos y se pagaron cerca de RD$191 millones en impuestos.
El clúster cultural, que promueve la AIRD, se propone la ejecución de un proyecto que busca impulsar el desarrollo del cine y lograr incrementar su calidad, así como definirlo como un vehículo de promoción de la marca país y establecer un plan de capacitación para mejorar la calidad de las producciones cinematográficas.
Para Circe Almánzar, vicepresidenta ejecutiva de la AIRD, la industria del cine tiene un extraordinario potencial de fortalecer el crecimiento de las exportaciones dominicanas, colocar una imagen que favorezca la inversión y la confianza en el país, fortalecer el flujo turístico y generar un mayor aprecio por lo dominicano.
El proyecto forma parte del Programa de Apoyo a la Competitividad II que firmó el CNC con el BID. Está en proceso el “Estudio del impacto económico del cine en República Dominicana”.
Con el estudio se busca, entre otras cosas, destacar que el esquema de incentivos previsto por la Ley 108-10 y sus modificaciones provee las bases para lograr el impulso de la industria cinematográfica, afianzar la inversión local y colocar a República Dominicana en el radar de producciones internacionales; y que crea grandes oportunidades de negocio e inversión.
Señala que este ordenamiento jurídico puede generar un gran impacto macroeconómico que no se puede pasar por alto y, más aun, que el país debe aprovechar. Según consta en el proyecto, el monto estimado para el servicio de consultoría es RD$4.9 millones, pagaderos contra entrega y aprobación de productos o informes.
En la iniciativa participan productores, actores, guionistas, inversionistas, la DGCine, el Ministerio de Cultura, salas de cine, críticos y otros expertos. Su coordinador es Humberto Castellanos.
La AIRD considera acertada la decisión tomada por el país de incentivar la industria del cine, según se establece en la Ley 108-10, pero entiende necesario medir el impacto económico de este segmento, así como establecer indicadores, de modo que se vea con claridad el retorno de la inversión hecha por el Estado.
Un informe de la DGCine establece que la industria se fortaleció con la Ley, pues sólo en 2013 se estrenaron 12 películas y en diciembre de este año se habían emitido 36 permisos, además de recibido seis proyectos adicionales, para un total de 42. Destaca que entre 2012 y 2013 se validaron RD$292 millones a inversionistas de películas dominicanas.
Gestión
Según un informe de Ellis Pérez al frente de la DGCine (2011-2013), puede decirse que en 2013 hubo una fiebre de cine en el país por la cantidad de películas autorizadas, filmadas y estrenadas, así como por el aumento de los géneros tratados, y visibles señales iniciales de mejoría en la calidad de las películas.
Destaca que en el período de aprobación del Consejo Intersectorial para la Promoción de la Actividad Cinematográfica (CIPAC) se establecieron diez nuevas guías o normas a cumplir por las casas productoras, para asegurar la idoneidad, tanto de los gastos de producción como del ingreso de divisas al sistema bancario dominicano de parte de los productores extranjeros.
Durante su gestión se hicieron importantes aportes a la capacitación de talentos, especialmente en la formación de productores en línea, manager de unidades de producción y asistente de director, para lo cual contó con el apoyo académico del reconocido productor de Hollywood y ganador de Oscars, Tom Kane.
Destaca también un acuerdo con la Escuela de Cine de la Universidad Autónoma de Santo Domingo para la “Jornada de Talleres de Cine de la UASD”, patrocinada por la entidad que dirigía, donde se dieron cita profesores de diferentes países.
La directora actual de DGCine, Yvette Marichal, ha apostado a que 2015 sea el año de la mejoría en la calidad del cine. A su entender, 2014 fue dinámico para la cinematografía dominicana, en relación a la cantidad de películas que se produjeron, destacando los avances técnicos experimentados y una mayor diversidad de géneros en la cartelera nacional.
Para Alfonso Rodríguez, a pesar de que Franklin Domínguez hizo “La Silla” en los años 60, de que Agliberto Meléndez hizo “Pasaje de Ida”; de que hizo “Tráfico de niños” en los 80 y que René Fortunato rodó su primer gran documental también en los 80, el cine nace en 1994 con “Nueba Yol”.
A su entender, el país no había descubierto lo que la gente quería y el potencial que tiene el cine como industria generadora de riquezas, que fue lo que Muñiz descubrió.
“Lo primero que Ángel descubrió es que no se puede hacer una película para que los padres dejen los hijos en la casa, porque ya tú estás dividiendo la familia un sábado o un domingo”, observó.
Rodríguez dijo que por su forma es que lo catalogan de implacable con los críticos del cine, porque, a su entender, no saben ni tienen la menor idea de lo que es esta industria. “No han aportado nada. Ni siquiera han aportado un segundo de su tiempo para pensar y decir si estamos bien o mal. Si quiera eso”, dijo.
El cineasta destacó el fortalecimiento que ha experimentado la industria del cine en República Dominicana con la creación de 4,000 empleos directos tecnificados.
Defensor
Rodríguez, de los creadores y defensores de la Ley de Cine, explicó que lo mismo que se ha hecho con el sector en los últimos tres años es lo que se debe hacer con otros renglones de la economía. Destacó la fortaleza de la legislación para evitar que haya algún tipo de mafia que pueda corromper la industria.
A su entender, una de las mejores cosas que le han sucedido al cine dominicano es la entrada de los empresarios, lo cual quitó del medio a cualquier político que quisiera aprovecharse del auge. En ese sentido, defendió la transparencia con que se maneja el instrumento legal que da vida e incentivo a esta industria.
Reconoció la iniciativa del Clúster de Cine por parte de la AIRD y a su parecer es una de las cosas más positivas porque a final de cuentas sin los empresarios no hay desarrollo del sector.
“Tengo entendido que fue Ligia Bonetti y Andrés Vanderhorst quienes iniciaron. Si el sector privado dice que no hay apoyo ahí mismo se acabó todo. La Ley de Cine depende de los empresarios, no depende de los políticos”, apuntó Rodríguez.
Refirió que muchos países en América Latina y Europa poseen una Ley de Cine subvencionada, lo que obviamente no ha dado resultado, especialmente por el pago de comisiones a funcionarios.
Destacó que el año pasado se pagó RD$388 millones en retención del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS).
El cineasta considera que los críticos de cine ya pasaron a la historia en la realidad, pues con las redes sociales no hay mejores jueces que la gente que va a ver la película.
Destacó la importancia de los Estudios Pinewood en Juan Dolio y el prestigio que le da a República Dominicana. Estima que en diez años en el país podría haber una ciudad, en lugar donde funciona esa empresa, que llevará ese nombre, “como si fuera el Hollywood dominicano”.
Reconoce que la Ley de Cine es una realidad gracias a la integración de las familias Vicini, Corripio y Bonetti. Valoró la forma en que se maneja la DGCine, pero consideró que funciona bien porque no hay políticos al frente de esa dependencia.
Exenciones
La Ley General de Cine contempla una serie de exenciones fiscales para incentivar o promover la realización de obras cinematográficas en territorio dominicano, especialmente a través del Impuesto Sobre la Renta (ISR), que podría ser de hasta 25%, y del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS), entre otras facilidades tributarias.
En su artículo 37, la legislación establece que las personas naturales o jurídicas que inviertan capitales en la construcción de salas de cine en el Distrito Nacional y el municipio Santiago de los Caballeros, quedan exoneradas del 50% del ISR por un período de 15 años por concepto de los ingresos generados por las respectivas salas. Para las demás provincias y municipios la exención será de un 100%.
Exonera también los impuestos nacionales y municipales cobrados por emitir los permisos de construcción, incluyendo los actos de compra de inmuebles, durante un período de cinco años, a partir de la vigencia de esta ley.