[dropcap]E[/dropcap]l Banco del Progreso puede pregonar a los cuatro vientos que entre 2009 y 2014 tuvo un verdadero lustro del renacimiento. Hace cinco años que esta entidad financiera retomó la ruta de las utilidades y lo ha hecho en grande. Sus números hablan de la disciplina y la nueva cultura asumida por la administración.
La entidad bancaria acumula utilidades netas por RD$2,001 millones en los últimos cinco años y su cartera de crédito creció de RD$12,824 millones a RD$16,888, una diferencia absoluta de RD$4,064 millones, equivalentes a un 31.7% en el período de referencia.
La cartera de depósitos no se queda atrás, pues pasó de RD$25,510 millones a RD$36,312 millones, para un aumento de RD$10,082 millones o un 42.3%. Los activos totales pasaron de RD$29,225 millones a RD$41,992 millones.
“Esta sana y positiva evolución se ha producido en un clima de pujanza económica local que ha contrastado con una grave crisis internacional. Luego de retomar la ruta de las utilidades en 2009, el primer desempeño excepcional se registró en 2010, fruto de la nueva energía que desde entonces ha impulsado un banco en movimiento. La institución obtuvo un beneficio neto de RD$371 millones, más de diez veces las utilidades alcanzadas en 2009. Unos resultados que generaron un crecimiento histórico del 72% en el margen financiero bruto, hasta los RD$1,697 millones”, destaca su presidente Juan Bautista Vicini en la memoria de 2014.
Una de las mejores noticias que comunica el banco es que saneó, de manera definitiva, su balance financiero después de liberarse de RD$4,437 millones de activos improductivos, que representaban el 10.6% del total de activos.
Este ha sido un logro calificado como excepcional y que sienta las bases para un crecimiento firme y extraordinario a partir de 2015, que ha repercutido en la calificación de riesgo, y que trascenderá en el conjunto del sector financiero nacional.
“Pero, sobre todo, convierte al Progreso en uno de los bancos más saludables del sistema. La reputada firma internacional Feller Rate ha elevado nuestra calificación de riesgo a A-, con perspectivas estables, debido a la destacada disminución de los activos improductivos y la consistencia en el fortalecimiento de nuestra base patrimonial y estructura de gestión”, sostiene el principal ejecutivo.
Fruto del saneamiento de su balance, el banco cuenta con el nuevo accionista minoritario Amadis BDP, a través de la empresa Clavet, aprobado por la Junta Monetaria, y que supone un voto de confianza tanto para la institución como para el sistema bancario. Este logro se refleja, afirma Vicini, en el patrimonio financiero, que ascendió a RD$4,440 millones el año pasado, para un crecimiento del 2.8% con respecto a 2013, y proyecciones aún más positivas para 2015.
“Nuestros activos totales alcanzaron en 2014 el monto de RD$41,992 millones, un ligero descenso del 0.3% comparado con el año anterior; en tanto que nuestra cartera pasiva disminuyó un 0.7%, hasta la cifra de RD$37,552 millones. Aunque se desaceleró el ritmo de crecimiento anual de nuestras utilidades, en el ejercicio 2014 preservamos la rentabilidad operativa y la tendencia de sano crecimiento”, apunta.
Transformación
El origen del Banco Dominicano del Progreso está vinculado al desarrollo de República Dominicana. Nace hace 40 años bajo la marca Banco de Boston Dominicano, una filial de The First National Bank of Boston, en un contexto de modernización de la infraestructura socioeconómica del país.
No obstante, la visión de futuro era que la institución se transformara en un prestigioso banco de capital dominicano, enfocado en el progreso de su gente.
Los estatutos fundacionales de entonces así lo vislumbraban: “El Banco conservará la palabra ‘Boston’ en su denominación social solamente mientras los accionistas del Boston tengan por lo menos el 30% de las acciones del capital social pagado del Banco, y que el Contrato de Administración entre el Banco de Boston y los accionistas de Boston mantenga su vigencia. Tan pronto como los accionistas de Boston cesaron de detentar el 30% de las acciones, se cambió el nombre del banco para eliminar la palabra ‘Boston’.