Unas 14, 264 mil vacunas aplicadas hasta el domingo pasado de 20 mil dosis que se habían recibido del primer grupo. Luego llegaron otras 30 mil unidades de vacunas, a finales de la semana pasada y el martes pasado otras 768 mil más. Una gran esperanza para el país.
Al cumplirse la primera semana después de haber llegado el primer embarque, las expectativas eran de haber logrado aplicar ese primer grupo. Expertos han señalado que para poder lograr la meta que tiene el gobierno de vacunar a 7.8 millones de habitantes de nuestro país, mayores de 18 años, debería llevar un ritmo de casi 25 mil vacunas diarias aplicadas al menos durante 7 días a la semana de aquí a diciembre, pero en los primeros días, según los propios datos oficiales llevamos un ritmo de 2,416 vacunas diarias en promedio. Entonces se necesita apurar el paso y desplegar los mayores esfuerzos para ser efectivo, incorporando las mejores practicas locales e internacionales.
El gobierno anunció su Plan Nacional de Vacunación, con el nombre de Vacúnate RD, conformado por tres fases, que prioriza la vulnerabilidad de los ciudadanos hasta llegar a los grupos de menor riesgo de complicaciones por contagio.
La Vicepresidenta de La República, Raquel Peña, explicó que el referido plan está conformado por tres fases: la Fase I consta de cuatro etapas: la Fase IA, donde se pretende vacunar al personal de Salud de todas las edades de primera línea, quienes trabajan en los centros COVID-19. En la Fase IB, será inmunizado el resto del personal de salud de todas las edades. En la Fase IC, los adultos mayores de 60 años, con comorbilidades, priorizando aquellos que estén en asilos de ancianos. Fase ID serán vacunados los adultos mayores de 60 años, y está incluye el personal militar y también los docentes.
En la Fase II del plan, será inmunizada la población dominicana con edades comprendidas entre 50 y 59 años que padezcan morbilidades y en la Fase IIB, el resto de esta población. Para la tercera Fase de inmunización será incluida la población dominicana de entre 18 y 49 años de edad.
El Gobierno estima que se va a necesitar 15.6 millones de dosis por lo que ha hecho compromisos de compra de 21 millones de vacunas, un excedente de 5.4 millones.
El especialista en medicina interna, neumología y cuidados intensivos, doctor Jorge Marte Báez, opinó esta semana que no favorece que se guarde la segunda dosis de las vacunas que han estado llegando al país y que ante las dificultades que existen para obtenerlas, el Gobierno debe tratar de abarcar con una primera dosis a la mayor cantidad posible de personas.
En esta discusión también está el grave problema de conseguir las vacunas a tiempo, lo cual parece que se sigue complicando debido al incumplimiento de los laboratorios Pfizer y AstraZeneca, sumado al hecho de que los países ricos han acaparado las vacunas, incluso algunos ni las dejan salir de sus centros de producción fuera de su territorio.
En este momento en que la positividad de la enfermedad, calculada a cuatro semanas, ha bajado a 13.40% y la ocupación de camas Covid-19 se ha situado en 24%, también inferior a los astronómicos números de diciembre y enero, se precisa de que este plan sea efectivo. Pero para ser efectivo se requiere una tremenda logística de almacenamiento y distribución, así como una muy efectiva implementación de la vacuna, donde se logre los objetivos planteado y sobre todo que no se pierda una sola dosis.
El pedido de que se vacune a todos los que se puedan si guardar dosis, tiene mucho sentido de la racionalidad y del momento en que estamos. Ojalá las autoridades lo valoren sin prejuicios.
Es oportuno pedirle al Gobierno, que ha querido centralizar la importación de las vacunas, que sea cuidadoso para evitar los privilegios, en una sociedad acostumbrada a saltar los protocolos y a buscar el amiguismo. Miremos los escándalos de Perú y Argentina que han sacudido los gobiernos de esos países, precisamente por el tema de privilegiar a ínfimos grupos que no cumplen con los niveles de riesgos, muy por encima de aquellos que si lo necesitan.
Vacunarse no puede ser una opción meramente voluntaria, tiene que ser un compromiso personal y social de cada ciudadano que aspira a contribuir con la solución de una pandemia que nos ha arrodillado de muchas formas.
Recuerdo que desde pequeño mis padres siempre se ocuparon de que tuviera a tiempo todas las vacunas requeridas. Hoy yo he seguido esa misma practica con mis hijos y simplemente no les pregunto si se quieren vacunar, actuó con sentido de responsabilidad porque, a parte de protegerlos a ellos, estoy protegiendo a todos los que se vinculan con ellos que mañana no se verán expuesto a ningún virus y así sigo una cadena de protección a toda la sociedad.
Hoy hablo con mis hermanos, primos y demás familiares y amigos, a todo el que pueda los convenceré de que tienen que vacunarse. Creo que cada uno debemos hacer lo mismo, convertirnos en promotores de la necesidad de vacunarse, pero no solo con esta, sino con todo tipo de vacunas.