[dropcap]L[/dropcap]as empresas de hoy requieren líderes sociales, líderes que sean capaces de llevar a un equipo a participar entre sí, conscientes de que esta época digital de alta colaboración e información requiere formular estrategias que atraigan a empleados capaces de innovar y mantener la empresa en el mercado competitivo.
El Liderazgo del siglo XXI es participativo, transformador y no jerárquico.
El liderazgo 2.0 desarrolla organizaciones pensadas para las personas, en las que el liderazgo y la innovación son un trabajo compartido por todos.
El líder 2.0 debe tener una alta capacidad innovadora y transformadora, ser transparente en sus comunicaciones, dirigir equipos en red, permitir el outsourcing de servicios y el trabajo flexible, así como crear estructuras organizativas más distribuidas y menos centralizadas, potencializando el desarrollo de sus colaboradores.
Un liderazgo abierto a los cambios, que lo reconoce y es capaz de generar nuevas formas de relación que permitan mejorar la eficiencia y la productividad, con una visión abierta a la posible sinergia y colaboración con otras empresas o profesionales.
El líder de hoy debe aprender a actuar en la nueva realidad donde lo importante no es acceder a la información sino acceder a las conversaciones y participar en ellas activamente, son esas conversaciones que permiten generar nuevas capacidades como líderes, conocer las necesidades de los clientes y encontrar el nuevo talento que requieren las organizaciones.
El líder 2.0 escucha y participa en la conversación generando y aportando contenidos de valor para la red, ya que opera en el paradigma de la abundancia, en el cual el conocimiento sólo aporta valor en la medida en que es compartido, conecta a las personas con la información que buscan o necesitan; aprovecha y promueve el uso de la tecnología para potenciarla, es transparente y fomenta la transparencia a su alrededor mediante la empatía y la simplicidad.
Tiene presente la implementación en la empresa de los nuevos valores sociales 2.0: honestidad, respeto, humildad, generosidad, reciprocidad y colaboración.
No necesita del control para obtener resultados, sino del talento y de la propia iniciativa de sus colaboradores, fomenta la creatividad y la innovación, convirtiendo el colaborador en consultor interno y a cada cliente en asesor de calidad.
Las empresas sin duda necesitan líderes transformadores, más cercanos, reales, transparentes, potenciadores e impulsores de la relación, la conversación, la colaboración y la innovación dentro de los equipos de trabajos para poder evolucionar y volverse más competitivas.