La pandemia, como es harto conocido, ha representado un reto para las economías en todo el mundo. La parálisis de las actividades productivas, con la consecuente pérdida de empleos formales e informales, ha provocado que la capacidad de consumo y de pago de las personas se vean afectados. Y era de esperarse, pues quienes dependen de un salario, ante su ausencia, serían los más perjudicados.
La banca, como agente económico con una función social más allá de lo que significa el negocio en sí, tiene la función de captar dinero del público y colocarlo en el mercado hacia los que demandan dinero fresco para sus actividades productivas. Para evitar o minimizar los efectos del frenado de la economía, durante 2020 fue necesario implementar una serie de medidas de corte monetario para mantener a flote los sectores esenciales.
La Junta Monetaria autorizó más de RD$215,000 millones en facilidades de liquidez que, sin duda, sirvieron para mantener el tejido vital de la economía en funcionamiento. Y funcionó. El -6.7% que registró el PIB en 2020, que en términos netos representaron una disminución de poco más de US$10,000 millones respecto a 2019, pudo haber sido peor.
Las instituciones de intermediación financiera, con el apoyo de las autoridades monetarias, lograron pasar la prueba durante el difícil año que representó 2020 para todos. En el caso del sector financiero pudo haber sido peor, ya que si no hay dinamismo económico su existencia también está en juego.
El sector financiero dominicano salió muy bien parado de 2020. La calidad de la cartera de crédito es un indicativo de que supieron sortear los momentos más difíciles. En sentido general, por su clasificación de riesgo, un 77.1% de la cartera está en A, con un destacable 94.4% en lo que respecta la hipotecaria, una clara demostración de la importancia que tiene el techo en la lista de prioridades de las familias dominicanas.
De los RD$1,266,120.9 millones que compone la cartera global de crédito, según la Superintendencia de Bancos (SB), cerca de RD$976,242.9 millones está al día, es decir, sus deudores están el día. Es oportuno mencionar las facilidades que la banca, en coordinación con las autoridades monetarias, otorgaron a los deudores para postergar por tres meses el pago de sus cuotas sin tener que pagar penalidad.
Otras de las facilidades, esta vez del Banco Central a las entidades de intermediación financiera, fue la baja tasa de interés, de apenas 3% anual, que recibieron en los recursos facilitados del encaje, con lo cual lograron mantener sus niveles de rentabilidad. La banca reportó utilidades sobre los RD$33,000 millones durante 2020.
Todo indica que este 2021, un año que ha sido calificado de transición en muchos aspectos, principalmente porque habrá de marcar el fin de la pandemia, también será el del inicio de la recuperación económica, aunque para eso será necesario llevar a cabo la reforma tributaria integral que está pendiente.