Haití vuelve a ser noticia de la peor y más triste forma. El asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse dejó prácticamente atónita a la comunidad internacional. A pesar de la crisis política, económica y social que padece esa nación, nadie esperaba un magnicidio. Esta terrible noticia se apoderó rápidamente de la opinión pública, llenando de incertidumbre el panorama inmediato de la primera nación negra en declarar su independencia en el mundo el 1 de enero de 1804.
La solidaridad de los países iberoamericanos no se hizo esperar. República Dominicana, su vecino más próximo, condenó el asesinato y se solidarizó con el pueblo haitiano ante este hecho que sólo profundiza el caos que desde hace casi un año se ha apoderado de Haití. El presidente Luis Abinader fue escueto, pero contundente: “Este crimen atenta contra el orden democrático de Haití y de la región”.
Los pronunciamientos de solidaridad también han venido desde España, Colombia, México, Chile, Argentina, Estados Unidos, Panamá, El Salvador y otros tantos. La muerte de Moïse confirma, una vez más, que ese país sigue ahogado en una crisis política, social y económica, además de la inseguridad ciudadana, que no permite a sus fuerzas más influyentes deponer sus intereses particulares para arrear todos hacia una misma dirección.
El presidente de Colombia, Iván Duque, ha pedido, para salvaguardar la democracia en Haití, la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), entidad que ha condenado “en los más fuertes términos” el asesinato “político” de Moïse, por considerarlo una “tentativa de socavar la estabilidad institucional del país”.
Para la Casa Blanca, este acontecimiento es “trágico y espantoso”. Naciones Unidas lo califica de “abominable”. Los principales gremios empresariales dominicanos también expresaron su preocupación por la profundización de la crisis política y económica en Haití tras el magnicidio contra el presidente haitiano.
El Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), la Asociación de Industrias (AIRD) y la Asociación Industrias y Empresas Haina y Región Sur (AEIH Haina) coinciden en que este hecho afecta al país, pues todo lo que sucede en esa nación también repercute de este lado de la frontera. Los empresarios confían en que las autoridades dominicanas resguarden las fronteras, a fin de garantizar la seguridad.
La situación de incertidumbre en Haití, profundizada con este asesinato, justifica que se continúen los esfuerzos de la comunidad internacional para lograr que ese país logre la reconciliación entre sus ciudadanos. Hay que hacerles entender que sólo la democracia y la alternancia del poder de forma pacífica y con respeto de las instituciones públicas, son la vía para alcanzar la madurez necesaria para lograr el desarrollo.
Bajo ninguna circunstancia se puede justificar un magnicidio, menos de un Presidente que ha sido elegido democráticamente y cuyo mandato está en la recta final. Condenar este acto atroz y cobarde sería lo de menos. La justifica habrá de llegar.