Necesario para garantizar el consumo y la seguridad alimentaria, el sector agropecuario se sostiene sobre los hombros de los miles de pequeños y medianos productores que trabajan diariamente los campos.
Su participación en esta actividad tan importante para la economía dominicana resulta incuestionable: Son los principales protagonistas. Se estima que la mayoría de las fincas del país tienen un promedio de 30 a 50 tareas que se convierten en el principal engranaje de la cadena productiva y que además llevan sustento a los productores y sus familias.
En República Dominicana existen 233,498 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) constituidas formalmente, de las cuales 8,389 pertenecen al sector agropecuario, para una participación en este segmento productivo de 3.6%, detrás de sectores como la industria (11.3%) y los servicios (85.1%), de acuerdo a la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).
Para aprovechar la fuerza productiva con la que cuenta el campo para que sea cada vez más moderno y sostenible, a la vez que se elevan las condiciones de vida de las comunidades que lo circundan, el mercado agropecuario debe contar con una mayor organización. Esto consiste, para el economista Frank Tejada, en suplir las necesidades básicas de las zonas rurales: educación para que los agricultores y pecuarios produzcan de manera estratégica, inversión en infraestructura, caminos vecinales, electricidad y sistemas de riego, así como la expansión de la bancarización.
“El gran dilema de la agricultura dominicana es el mercado, porque la agricultura es compleja. La gente no tiene esa preparación para producir y la mayoría de los cultivos y la ganadería tienen que convivir con una naturaleza errática”, expuso.
En la necesidad de planificación para mejorar las condiciones de vida de las mipymes coincide el presidente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Confenagro), Eric Rivero quien piensa que las mipymes agrícolas y pecuarias tienen múltiples retos por delante. “Son muchos los temas que tenemos que avanzar: en extensión, sanidad y cooperativismo, pero sobre todo en planificación, una de las grandes metas que tenemos que ponernos en estos tiempos”, puntualizó.
Bancarización y fondos
La informalidad representa una de las problemáticas más marcadas del sector agropecuario, ya que reduce su capacidad de acceso a créditos así como la obtención de mejores niveles de ingresos.
Los agricultores y ganaderos calificados representan el 10.2% de las personas ocupadas dentro del sector informal y son quienes menos ingresos perciben por hora: RD67.8, RD$18 menos que los RD$85.8 en promedio, de acuerdo a datos del Banco Central sobre el mercado laboral. En ese sentido, Tejada consideró a la bancarización como un aspecto fundamental para expandir la educación financiera de los productores y, con ellos, sus horizontes.
“La bancarización es parte de la organización. El Banco Agrícola necesita implementar un sistema de cuentas corrientes y de ahorros y la Superintendencia (de Bancos) debe acelerar sus contribuciones para que esto ocurra”, señaló.
En lo que respecta al acceso a créditos, crucial para la subsistencia de los pequeños productores ante la pandemia del covid-19, consideró la política de préstamos a tasa cero como un desacierto y abogó por la inyección de fondos permanentes que permitan al Banco Agrícola prestar a la tasa regular de un 8%.
Resilientes ante la pandemia
La pandemia del covid-19 y la crisis económica derivada de ella representó un duro golpe para los sectores económicos, tanto a nivel nacional como internacional. Ante esto, el sector agropecuario supo amortiguar las dificultades en lo que respecta a abastecimiento y la operatividad de las cadenas de suministro, evidenciando su resiliencia.
“Tuvimos problemas con muchos rubros, sin embargo contamos con un sector agropecuario fuerte, productivo y compuesto por miles de personas que sostuvieron la demanda de alimentos en nuestro país en medio de la pandemia”, resaltó Rivero.
Como productor arrocero y presidente de Arroz Las Canas, José Mauricio María concuerda en el rol fundamental de los pequeños y medianos productores en el abastecimiento, sobre todo del rubro que maneja, el cual goza de estabilidad productiva y de precios. “Los campesinos nos quedamos produciendo y conviviendo con el covid-19, por lo que no se necesitó importar mayor arroz ni tampoco se vieron afectados los consumidores porque los precios se han mantenido estables”.
Autoridades deben extender políticas de apoyo para productores
La crisis ha resultado más fuerte, sin embargo, para los pequeños y medianos productores que forman parte de la industria cárnica. “La pandemia no ha causado grandes estragos a la producción. Lo que sí nos ha hecho un poco de daño son los altos precios de las materias primas importadas”, señaló el presidente de la Asociación de Pollos (Asopollón), José López, quien aclaró que los avicultores están conscientes de que esta tendencia es transitoria, por lo que han tratado de mantener los precios de la carne de pollo lo más asequible posible para la población.
La reducción de los ingresos tras la paralización de las actividades turísticas, el alza en los precios de los insumos, la disminución de los activos por su venta y uso de ahorros para cubrir gastos corrientes, así como el aumento de pasivos con la obtención de mayores créditos, constituyen algunas de las medidas tomadas por los pequeños como consecuencia de la pandemia del covid-19.
En la actualidad, algunos sectores de la economía agraria comienzan a recuperarse, a la par con otros segmentos productivos. Sin embargo, todavía hay algunos rubros que muestran rezago, por lo que las autoridades deben realizar esfuerzos para extender el apoyo y prevenir el aumento de la pobreza de las zonas rurales. En ese sentido, la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), entidad que agrupa a unos 178,000 productores, estimó oportunos los préstamos a tasa cero y espera que esta medida continúa mientras dure la pandemia.
Asimismo, consideró fundamental mantener el transporte a precios razonables para garantizar la distribución de los alimentos, incrementar su demanda para, con ellos, elevar los ingresos y promover la inclusión de la población rural en programas sociales.
Oportunidades
Las mipymes del sector agropecuario cuentan con mecanismos que promueven su crecimiento y desarrollo.
La JAD recordó que el decreto 168-19 coloca a los productos agroalimentarios de origen nacional como prioridad para las compras públicas del Estado, con el fin de abastecer a las instituciones que requieran estos insumos.
El gremio también destacó la iniciativa de e-BARD, una plataforma de comercio electrónico desarrollada por la Bolsa Agroempresarial de la República Dominicana (BARD) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para ofertar productos agropecuarios como alternativa a los puntos tradicionales de ventas.
Optimismo
Los productores mantienen perspectivas optimistas respecto al desempeño del sector agropecuario en los próximos cinco meses. Eric Rivero destacó que la reactivación del sector turístico brindará más dinamismo a la cadena de valor agropecuaria.
“Con un turismo activado, produciremos ya no para quienes viven en la isla, sino también para quienes pasan sus vacaciones aquí’, explicó.
Por su parte, López mencionó que el sector avícola se mantiene expectante ante los avances de la vacunación, que permitirán retomar las actividades comerciales con más fuerza, lo que aumentará las ventas.
“El sector molinero espera que continúe la rentabilidad de nuestros cultivos, pues eso traerá tranquilidad al Gobierno, a los productores y a los consumidores” agregó, por su parte, María.