Es una pregunta que muchos nos hemos estado haciendo, ya que en medio de una pandemia como la que se vive en todo el mundo, como es posible que la capacidad de adquisición haya incrementado, si muchas personas están sin empleos, negocios cerrados y empresas quebradas sin importar el tamaño.
Actualmente el precio de las viviendas a nivel mundial registra un incremento promedio de 7.3% en el primer trimestre de este año 2021 comparado con el mismo período del año anterior, tratándose del crecimiento más acelerado desde finales de 2006, siendo así, un fenómeno que deja en evidencia la histórica desigualdad económica que divide a las sociedades y que tras la recesión se hizo aún más profunda.
En tal sentido, Turquía encabeza la lista del crecimiento en el mercado inmobiliario con un 32%, Nueva Zelanda con un 22% y Luxemburgo un 17%. En nuestro continente, Estados Unidos se posiciona con un 13% (ritmo de crecimiento más rápido en los últimos 15 años), Perú un 10%, México con un 7% y Colombia con un 3%.
Una parte importante del incremento en el valor de las viviendas, al menos en los países más ricos, se relaciona con la búsqueda de más espacio y eso explica la razón del por qué el foco inmobiliario está centrado en los suburbios de las grandes ciudades.
Quienes tienen un alto nivel de ingresos se han lanzado a la búsqueda de propiedades que les permitan aprovechar las circunstancias excepcionales que se han creado en estos tiempos de pandemia.
Entre dichas condiciones inéditas están las bajas tasas de interés de los créditos hipotecarios a nivel global y los gigantescos estímulos fiscales que han desplegado los gobiernos de países desarrollados para reactivar las economías.
Sin embargo, en nuestro país las condiciones que ha colocado la banca local han sido favorables para quienes buscan adquisiciones de propiedades, llegando a ser aprobados RD$ 6,800 millones en créditos hipotecarios en tan solo 2020, año en el cual la pandemia fue la razón principal del desequilibrio mundial.
El Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) del Banco Central de nuestro país ofreció en enero un crecimiento interanual del 4.7%. Cito esto, a raíz de que dentro de las actividades económicas que más aportaron estaban las actividades inmobiliarias y de construcción.
Por otra parte, el país cuenta con la Ley 189-11 para el desarrollo del mercado hipotecario y el fideicomiso, la cual fomenta desarrollar el mercado hipotecario dominicano, canalizando recursos de ahorro voluntario u obligatorio, para el financiamiento a largo plazo a la vivienda y a la construcción en general.
Además, contamos con el Bono ITBIS o de Viviendas de Bajo Costo, que constituye el 8% del valor de la vivienda para las familias que aspiran a tener un primer hogar, y por su parte destacar los fideicomisos para la construcción de viviendas de bajo costo. Con este tipo de fideicomiso, los proyectos pueden exonerarse del pago de ciertos impuestos.
Por último, entre las ayudas del Estado para la adquisición de una primera vivienda de bajo costo, se encuentra el Bono Tierra. Con éste, el comprador queda libre de pagar la fracción del precio de la vivienda correspondiente al terreno sobre el que se ubica.
A pesar de las facilidades de crédito, bajas tasas de intereses, necesidades de suplir la demanda habitacional mundial, tenemos que contemplar el alza en el precio de las materias primas e insumos, utilizados en la fabricación de los materiales de construcción, otra de las razones que ha provocado el incremento de los precios en el mercado inmobiliario mundial.
¿Será esto una burbuja? A nivel global ha existido un cierto debate sobre si el aumento de precios de las viviendas está creando una burbuja, pero expertos en la materia analizan que es muy poco probable que los precios sufran una fuerte caída.
En mi opinión, puede haber una estabilización de la tendencia alcista en el futuro en la medida que vuelvan condiciones de mercado más parecidas a las que existían antes de la pandemia, aunque, por lo pronto, el frenesí de la demanda sigue pujante, y, si el teletrabajo o el modelo de trabajo híbrido se hace más común en los sectores de mayores ingresos, es posible que se mantenga la necesidad de conseguir más espacio habitacional.
Finalmente, el tema es muy complejo, porque muchas veces cuando los precios escalan de un modo inusual, las familias con menos ingresos terminan siendo desplazadas hacia zonas más periféricas, como es el caso de nuestro país, que, en los últimos años, podemos observar que se han desarrollado proyectos de vivienda de bajo de costo en las afueras de las grandes ciudades.