La primera vez que República Dominicana firmó un acuerdo con el Fondo Monetaria Internacional (FMI) fue en 1959, es decir, 14 años después de su fundación en 1945. De ahí a la fecha, la cooperación ha sido continua, toda vez que el país está entre sus miembros fundadores.
A propósito de la pandemia del covid-19, el organismo financiero multilateral aprobó, a solicitud del gobierno dominicano, una asistencia de emergencia equivalente al total de sus cuotas. El monto llegó a US$650 millones, aproximadamente.
El FMI, como una entidad especializada del sistema de Naciones Unidas, tiene entre sus funciones contribuir al estímulo del buen funcionamiento de las economías. Sus 183 Estados miembros han acordado estar bajo su sombrilla para establecer un sistema pagos internacionales y tipos de cambio de las monedas nacionales que permita la actividad económica entre los países.
Aunque no siempre lo logra, una de sus metas es evitar crisis en el sistema, alentando a los países a adoptar medidas de política económica bien fundadas. Como su nombre indica, la institución es también un fondo al que los países miembros que necesiten financiamiento temporal pueden recurrir para superar los problemas de la balanza de pagos.
Esta relación histórica y continua con el FMI le ha permitido a República Dominicana acceder a por lo menos diez acuerdos con desembolsos que superan los US$3,000 millones. A toda luz, esto ha sido fundamental en la estabilidad de la economía dominicana y en su crecimiento promedio exhibido durante los últimos 50 años.
Aunque los acuerdos, quizá sin excepción, han sido para enfrentar problemas de déficits o choques externos, como este del covid, el país ha sabido no sólo cumplir con los compromisos asumidos, sino que ha logrado salir de todos los “apuros” que les han obligado a acudir al FMI.
Lo más sano para cualquier economía sería no acudir al Fondo, porque sería la admisión de que hay problemas, sin embargo, es de orden reconocer el papel que ha jugado este organismo financiero internacional en la estabilidad y recuperación de las economías, cuando han confrontado dificultades, aunque también hay que señalar que hay niveles preocupantes de desigualdad en la mesa de decisiones.
En términos financieros, el FMI viene a ser una especie de símbolo de la globalización, pues tiene el permiso de todos sus miembros de intervenir en sus asuntos internos en materia de desajustes fiscales y de balanza de pagos. Sin embargo, esto no elimina o disminuye la soberanía de los Estados para saber cómo encaminarse en sus decisiones económicas para evitar un acuerdo de rescate financiero del Fondo. Una mala actuación interna, es decir, de quienes pueden decir, es lo que lleva a acudir al Fondo Monetario Internacional.