Para nadie es un secreto que el sector turístico dominicano es uno de los pilares del crecimiento de la economía nacional, y las estadísticas así lo demuestran. En efecto, según informaciones del Banco Central de República Dominicana, la tasa de crecimiento promedio anual de la actividad turística, durante el periodo 2011-2019 fue de un importante 5,1%, reportándose un récord en la llegada al país de pasajeros no residentes, por vía aérea, durante el 2018, con casi 6,6 millones.
Más aun, los datos indican que el turismo generó 358,365 empleos directos e indirectos en el 2019, siendo el efecto multiplicador de este empleo de 1 a 5, lo que quiere decir que por cada empleo directo que se crea, incide en la aparición de otros 4 adicionales. Adicionalmente, la actividad turística aporta casi un 11% al producto interno bruto dominicano, y los ingresos por esta vía representaron el 36,4% de las exportaciones totales de bienes y servicios que tuvo el país durante el 2019.
Pero, lamentablemente, llegó el 2020 y con este vino la crisis sanitaria del Covid-19, con su consecuente crisis económica, la cual hizo que el turismo mundial colapsara, al igual que el turismo dominicano.
El cierre de puertos, aeropuertos y fronteras fue la primera mala noticia para los países cuyas economías dependían del flujo de turistas, siguiéndole el cierre masivo de negocios turísticos y la pérdida de empleos y divisas. Todo un cuadro tétrico se pintó alrededor de este importante sector de la economía mundial, lo que condujo a que la mayoría de los gobiernos tomaran medidas de corte fiscal y monetario, para frenar y/o revertir la debacle en el turismo. Muchas de estas medidas tuvieron sus efectos positivos, pues estaban dirigidas a financiar el consumo de las familias, así como a las micro, pequeñas y medianas empresas y, entre estas, a las turísticas.
Sin embargo, y como dice una persona cercana a nosotros, Dios no se queda con el trabajo de nadie y, como se puede evidenciar, el sector turístico dominicano ha comenzado a repuntar y así lo atestiguan diferentes indicadores de esta actividad.
En efecto, se muestra que durante el período enero-agosto del 2021, habían llegado al país un total de 2,9 millones pasajeros no residentes por vía aérea, sobrepasando por mucho lo reportado en el 2020, y colocándose en un 63% de lo logrado en el 2019; lo propio ha ocurrido con el empleo y la generación de divisas, lo que quiere decir que, poco a poco, se experimenta un proceso de recuperación de los niveles en que estaban los indicadores del turismo en el período pre covid-19.
Ahora bien, es obvio que nada que esté vinculado a la mencionada recuperación ha sido fortuito, sino que es el resultado, en primer lugar, de una mejora en la situación de la pandemia en los países desde donde provienen nuestros principales visitantes y, en segundo lugar, de una política agresiva por parte del Estado dominicano de apoyo a ese dinámico y resiliente sector de la economía dominicana.
Pero hay que entender, por último, que el turismo se nutre, además, de la estabilidad económica, política y social que pueda tener un país en un momento determinado, por lo que es imprescindible cuidar el estado de cosas en la que se encuentra actualmente República Dominicana.
Por eso, controlar el flujo de migrantes ilegales, continuar impulsando la independencia de la justicia, fortalecer la lucha contra la delincuencia y, de manera particular, seguir con las políticas y medidas de apoyo a esta importante actividad económica, son algunas de las tareas pendientes en las que conviene continuar trabajando.