El tejido productivo conformado por las mipymes en República Dominicana está compuesto por 233,498 unidades productivas formalizadas, según datos de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) del 2020, que a su vez emplean 642,303 personas. Cuando se incluyen las empresas que operan en la informalidad, entonces el aporte en empleos llega a los 2.2 millones.
Es por esto que el economista y dirigente empresarial Jorge Morales considera que los legisladores deben ser muy cautos al momento de reformar el sistema tributario, pues de esta reforma dependerá en gran medida el desarrollo de las mipymes en el proceso de formalización e integración al sistema impositivo.
“Es tan significativo y amplio este sector que constituye en su conjunto más del 98% del tejido empresarial dominicano, mas del 50% de los empleos, y alrededor de un 40% del producto interno bruto (PIB)”, sostiene el también viceministro de Mipymes.
Está entre los que entienden necesario que la reforma fiscal planteada sirva para introducir elementos significativos que permitan a las mipymes romper con el pánico de formalizarse.
A su entender, será necesario que los legisladores miren los modelos fiscales de éxitos en países donde las mipymes han tenido la oportunidad desde el Estado de crecer y sentir que tienen un aliado más que un simple recaudador. Afirma que es precisamente la flexibilidad de este sector lo que hace necesario la intervención estatal como un ente orientador, facilitador y conciliador favorable que garantice su subsistencia, aun cuando estas entran en un estado de inconsistencia fiscal por cualquier causa o motivo, que es lo más frecuente.
“Contar con una reforma fiscal moderna, eficaz, robusta, y sobre todo equilibrada, es la máxima aspiración que tienen los distintos sectores de la sociedad, pues el sistema impositivo actual no brinda el necesario equilibrio al que todo deseamos”, sostuvo Morales en un documento producido para elDinero.
Para el dirigente empresarial, la reforma fiscal, proyectada para el 2022, tiene que tomar en cuenta elementos básicos para impactar positivamente en las mipymes, que en ninguna otra legislación han sido tomados en cuenta.

Afirma que el impulso y cambios de la sociedad imponen que hoy estén claramente definidos para que se garanticen elementos básicos, tales como romper el alto grado de informalidad, elevar el estado de permanencia de las formalizadas, elevar el grado de calidad y competitividad local e internacional, así como impulsar el encadenamiento productivo e implementar la temida escala impositiva.
Explica que pese al gran número de mipymes en el país, más del 75% son microempresas de 1 a 10 empleados, de las cuales más del 85% son informales, y esto es debido al gran miedo que representa para ella formalizarse. Ante esta realidad, sugiere que en una reforma fiscal se deben crear las condiciones que permitan, “lo que he denominado formalización de las mipymes sin traumas”.
Morales afirma que es necesario que en esta reforma fiscal se den las facilidades para que toda empresa mipyme informal, que dé el paso a la formalidad, tenga un plazo de gracia impositiva de entre dos y tres años libres de pagos de impuestos sobre la renta con la salvedad de que la reinversión sea positiva.
Señala que estas nuevas empresas mipymes que se formalicen o constituyan tendrán el compromiso de cumplir con el proceso de reporte del impuesto a la transferencia de bienes industrializados y servicios (ITBIS) y a la Tesorería de la Seguridad Social (TSS), lo cual podría hacerse a través de un sistema simplificado trimestral que no implique un manejo contable complejo, ni gastos adicionales.
“Esto no es algo nuevo, ya que muchos de los países de la región lo han puesto en práctica con resultados muy favorables, tanto para el Estado como para el desarrollo de las mipyme”, explica.
Morales asegura que este sistema tendría sus controles fiscales para evitar que al concluir los tres años de exención las mipymes desaparezcan dando paso a otras. A su entender, esto representaría un respiro para toda empresa naciente que le permite en esos primeros años de su existencia estabilizarse para emprender el crecimiento sostenido sin traumas.
Sugiere que desde el Viceministerio de Fomento a las Mipymes se establezca, junto con la DGII, todo un sistema de seguimiento control y asistencia técnica y educativa para las empresas mipymes formales. “El estado tiene una gran responsabilidad en lograr integrar a través de sus organismos la mayor cantidad posible de mipymes al sistema tributario nacional, pero para lograrlo deberá poner en marcha todo un plan bien coordinado que permita la supervivencia de sector una vez logren su formalización”, explicó.
Otro de los elementos esenciales a considerar en una inminente reforma fiscal, según Morales, es la escala impositiva que permita a las mipymes pagar sus impuestos de manera satisfactoria, pues es lamentable que una microempresa que genere RD$500,000 al año, pague los mismos impuestos que una gran empresa que gane RD$1,000 millones al año.
Afirma que esto no se corresponde con los niveles de desarrollo y aceleración que deben experimentar las mipymes, básicamente en países en vía de desarrollo como República Dominicana donde es el principal eje de crecimiento. “Es notable ver cómo en las legislaciones impositivas modernas las mipymes tienen incentivo de bajas tasas ISR para que logren su despegue y desarrollo, pues el papel fundamental de estas es generar empleos, crear base de productividad y eficiencia en la distribución y servicios como soporte a los demás sectores industria y el mismo Estado”, explica.
Morales considera que una reforma debe incentivar el crecimiento de las mipymes sin permitir fraccionamiento. Afirma que se debe impulsar una escala impositiva adecuada en una nueva reforma fiscal que contemple escalas impositivas sobre la renta a las empresas de un 15% para la microempresa, un 20% para las pequeñas, un 25% para las medianas y un 30% para las grandes empresas.
A su entender, la escala impositiva es un elemento revolucionario y que tiene por objeto lograr que las empresas micro, pequeñas y mediana enganchen al sistema tributario nacional, pues esto le garantiza al Estado un mayor control de todo el sistema que compone el tejido empresarial dominicano. Un segundo elemento de importancia en la escala impositiva es que tiende a incentivar la formalización de las mipymes, pues ven en el Estado un gran aliado y no un simple recaudador de impuestos. Indica que un tercer elemento de importancia en la escala impositiva viene dado por abrir una oportunidad real para que las mipymes puedan en un tiempo relativamente corto.
Sustento del desarrollo
Jorge Morales afirma que una reforma fiscal debe ser en todo momento un elemento de desarrollo y protección a los sectores más vulnerables, En este sentido, considera que el Estado juega un papel fundamental para que las mipymes se formalicen y desarrollen, pues su fragilidad y limitaciones las hacen presas fáciles de la quiebra y desaparición temprana.
En este sentido, indica que una de las mayores inversiones debe estar dirigida a proteger a las mipymes reorientando el actual sistema impositivo para crear las condiciones de su permanencia, por lo que ante cualquier inconsistencia fiscal debe primar en la legislación una facilidad tanto de pago como de orientación impositiva y acompañamiento que permita su reorganización fiscal.
Explica que esto se lograría mediante un sistema de intervención y administrador provisional individual o colectivo que permitan su permanencia y recuperación. Dice que hoy en día el sistema impositivo es tan cerrado y hermético para facilitar la solución de una dificultad impositiva de las mipymes que lo que hace es que la empujamos a la quiebra temprana y cierre inminente, y esto debe ser todo lo contrario.