El valor de la propiedad intelectual en nuestra economía es incuantificable, por la forma que permea en nuestra vida. Desde el software que usamos en nuestros aparatos electrónicos, los programas que vemos en la televisión, las marcas de los alimentos que comemos; todo eso y más tiene como fundamento un derecho intangible.
Precisamente porque los derechos intangibles no son de fácil identificación para fines de determinar a quién les pertenecen, pues a pesar de las disputas que se pueden suscitar, usualmente quien posee un bien material es su dueño o está autorizado para usarlo, se han visto envueltos en disputas millonarias sobre la propiedad de los mismos. El caso más reciente podría tener un impacto sobre la cultura general, ya que se trata de la propiedad de ciertos personajes del “Universo Marvel”, específicamente Spider Man, Doctor Strange y Iron Man.
A muy grandes rasgos, la propiedad intelectual se divide en tres grandes categorías: patentes, que protegen inventos tangibles; marcas, que abarcan la protección de identificación de productos y servicios, y derecho de autor, que versa sobre los derechos de quienes crean obras artísticas.
En el caso de derecho de autor, que es la categoría que involucra al tema de Marvel, los creadores de contenido gozan de una protección contra la explotación sin la autorización de y sin compensación a su creador.
Marvel es una empresa que ahora pertenece a la multinacional Disney, pero en sus orígenes se dedicaba a la producción de revistas de historietas (comic books). Con el tiempo, los personajes en estas historietas cobraron más valor y fama, tanto que, al día de hoy son activos que valen millones de dólares, entre estrellas de cine y de mercancía, y parte de un “universo” de personajes aledaños uno al otro.
En un caso anterior, que data del año 2013, Marvel había refutado una demanda de Jack Kirby, un legendario artista gráfico, quien habría creado personajes como los X-Men, Thor y Iron Man. En su momento, el tribunal declaró que él no era el propietario de esas creaciones, sino que lo era Marvel, porque Kirby era un empleado de esa empresa donde creaba ilustraciones y cuentos por paga, por lo que sus creaciones no le pertenecían.
No obstante, el caso de Kirby no llegó a la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos y el precedente ha sido criticado, pues aunque muchos reconocen que la creación de derechos de autor en el contexto de una relación laboral no puede dar lugar a un derecho de propiedad a favor de su autor material, también se dice que no se puede negar el derecho de autor en casos en que el involucramiento de la sociedad comercial que los reclama fue tangencial.
En el caso actual, quienes reclaman los derechos de autor frente a Marvel toman la posición de que ésta no incidió en la creación de los personajes ni fueron creados bajo el empleo de Marvel, sino como una compensación por producción (freelance). En vista del valor de la propiedad intelectual envuelta (y su preeminencia en la cultura actual) será una disputa legal que valdrá la pena seguir de cerca.