La economía es una ciencia social que se auxilia de las matemáticas para investigar, analizar y hacer proyecciones respecto al comportamiento de los medios de producción, su relación de los seres humanos y los recursos disponibles para su aprovechamiento. Todo está conectado en una sociedad de libre mercado.
La mayor preocupación en estos momentos es la inflación. La subida generalizada de precios ha afectado los planes fiscales y monetarios de las economías, independientemente de que sea grande, mediana o pequeña. En la práctica, la gente siente que el poder de compra del dinero se ha debilitado. En este contexto, lo más fácil es buscar un culpable y en este escenario entra el gobierno en escena.
Se ha dicho que la inflación, en el largo plazo, es un fenómeno monetario. La crisis de precios de la década de los 70 en Estados Unidos así lo demostró. Durante el desarrollo de las sociedades humanas, principalmente desde que se inicia la Era Moderna con la llegada de los españoles a América, ha habido episodios en que la cantidad de dinero en poder de la gente se convierte en un arma de doble filo.
Economistas han analizado esta simbiosis entre uno y otro. Y repito: el pueblo llano, aquel que no entiende razones, percibe que hay inflación cuando el dinero le rinde menos que ayer. Ahora bien, todo tiene un porqué.
Cuando digo que hay una combinación de variables que se concatenan en contra de la estabilidad de precios, es por lo siguiente: Si la oferta no satisface la demanda habrá subida de precios. Si las materias primas suben, habrá una transferencia de esos costos hacia el precio final. Si hay que pagar más por el flete, esto también genera inflación.
Si las autoridades monetarias suben las tasas de interés, por las razones que sea, subirá el costo del dinero y eso podría aumentar los precios, aunque frene el consumo. Si en vez de aplicar una política restrictiva de circulante, la autoridad monetaria decide bajar las tasas para que más dinero esté en poder de la gente, entonces se genera un “calentamiento de la economía” y eso, aunque sea para mantener a flote el consumo, también puede generar inflación.
Si lo que sucede es un fenómeno natural, como un ciclón, y afecta la cosecha de cualquier rubro, también habrá alza de precios. La piratería y los conflictos bélicos en Somalia, la invasión rusa de Ucrania y los problemas geopolíticos en Medio Oriente también son responsables de las alzas de precios. Como podemos ver, la mayoría de las causas que provocan una subida de precios están sustentadas en decisiones humanas. Quiere decir, entonces, que se trata de una decisión de los humanos el que haya o no inflación.
Con este breve análisis quiero dejar dicho que la inflación es un fenómeno que no se presenta por una única razón. No hay un culpable en exclusiva. El mercado y sus reglas implícitas e invisibles podrían ser la explicación.
O quizá nos podemos quedar con la mano invisible del mercado que menciona Adam Smith al referirse a la libre distribución de los bienes en la economía.