Nadie quisiera tener deuda. Sin embargo, es necesario hacernos la siguiente pregunta: ¿Es posible y saludable alcanzar un nivel de deuda cero? La respuesta puede ser simple y compleja a la vez, pues dependerá de quién debe y qué cantidad se adeuda. Una de las críticas más socorridas y pregonadas en las economías en vías de desarrollo es el alto nivel de endeudamiento en que incurren los gobiernos, sin detenerse a pensar (o razonar) un rato que todo se debe a una combinación perfecta: baja presión tributaria y una altísima demanda de recursos para responder a las demandas de la población.
Cuando hablamos de deuda hay de todo. Estados Unidos, Japón, Italia, Alemania y Francia son economías con un altísimo nivel de deuda. ¿Confía usted en la fortaleza de estos países? Me atrevo a responder un sí de parte suya.
Afganistán y Haití, por ejemplo, tienen una deuda pública bajísima con relación al producto interno bruto (PIB), pero esto no quiere decir que sean economías fuertes y confiables para la inversión. Todo lo contrario: no están en capacidad de atraer inversión privada de calidad y, por lo tanto, pueden salir a los mercados de capitales a financiarse como países. Argentina, de su lado, debe más del 100% de su PIB y está en una situación de crisis histórica. Aunque no está en los mismos niveles de Haití o Afganistán, porque son los casos extremos, en estos momentos pasa por una etapa de prueba en los mercados.
Pero miremos el caso de Estados Unidos, una economía cuya deuda supera su PIB. ¿Se atrevería usted a invertir en esa nación? Estoy seguro de que sí, pues la confianza que tienen los inversores y su papel tan fundamental a nivel global, así como por su alto nivel de consumo, la hacen atractiva para los capitales.
Pero además, desde aquí operan las empresas más importantes del mundo, las que generan los más grandes beneficios del planeta.
Con los ejemplos descritos quiero decir que la deuda es importante y necesaria para los países y para las personas. Tener cero deudas no sólo es imposible, sino que hasta podría ser negativo para cualquier economía. Si un país no debe es porque no merece atención del mercado financiero y, por lo tanto, tampoco tendrá la posibilidad de acceder a recursos blandos para impulsar su desarrollo.
Lo importante es observar siempre la capacidad de pago. Cumplir los compromisos financieros sobre la base del flujo de ingresos por vía de las recaudaciones fiscales, atendiendo a un plan de largo plazo, es lo que debe tenerse en cuenta.
Un ejemplo breve para hablar de endeudamiento y capacidad de pago sería el siguiente: Si sus ingresos mensuales son de 50,000 y toma un préstamo para financiar una vivienda por RD$3,500,000, su deuda supera lo que vendría a ser su PIB, pero si la mensualidad es de RD$20,000, entonces su capacidad de pago es buena. De esto se trata. Los países no pueden tener deuda cero, porque estarían fuera de toda posibilidad de desarrollarse. Lo más delicado aquí es saber para qué se toma la deuda, la tasa y el plazo.