Los accidentes de tránsito son unos de los principales flagelos de muertes a “destiempo” en la sociedad dominicana. En 2021, la cantidad ascendió a 1,874 fallecimientos, para un incremento de un 8.1% con respecto al 2020, que reportó 1,737 casos, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Los choques o colisiones registraron 1,161 decesos, equivalente al 62.4% del total, convirtiéndose en el tipo de accidente que más provocó muertes en República Dominicana el año pasado, seguido de los deslizamientos que reportaron 387 sucesos, para el 20.7%. Los atropellamientos, continuaron con 223 al reportar casi un 12%. Otras formas corresponden al 5%, los cuales, reflejan cerca de 100 fallecimientos.
Ante este panorama, Pierina Pumarol, representante de la Fundación MAPFRE en el país, indicó que las motocicletas para la sociedad dominicana son un “verdadero peligro’’, ya que representan el 78% de los usuarios que fallecen, es decir, que de cada 10 individuos que pierden la vida por los siniestros viales, siete corresponden a conductores de motores. En efecto, “son el tipo de vehículo que más genera decesos”, expresó.
Precisó que dentro del total de los sucesos provocados por motocicletas, alrededor de un 70% lo integran personas entre 15 y 39 años, equivalente a la mayor ponderación por rango de edad, por lo que urgió a más programas de prevención desde todos los niveles de la sociedad.
En ese sentido, Pumarol promueve la campaña “Casco en la cabeza”, dirigida a motociclistas, con el objetivo de sensibilizarlos sobre el uso del casco como elemento de protección personal y reductor de las lesiones mortales durante un siniestro, ya que “el uso de este dispositivo disminuye en un 40% el riesgo de muerte y más de un 75% las lesiones graves”, indicó.
El Registro Nacional de Motocicletas de la ley 63-17, establece como obligatorio el uso del casco protector rotulado con la placa de los motores. Sin embargo, los conductores no prefieren usarlo en la cabeza, “los llevan en el antebrazo, encima del tanque o en el timón. Solo el 1% de los pasajeros suelen colocarse el protector ”, explicó.
Dhae Escolar, de 38 años, sobreviviente de uno de estos siniestros viales y que ahora forma parte de la iniciativa “Exposición: La historia detrás del casco”, con el objetivo de concientizar a los ciudadanos sobre la importancia de su uso, narra que “fue gracias a las indumentarias de seguridad” que pudo preservar su vida cuando se dirigía a La Romana.
“Había aceite y agua derramada sobre el pavimento. Llegando a una curva, me deslicé completamente hasta caer al suelo y rodé hasta llegar al contén. Sufrí varias lesiones en el cuerpo, entre ellas, un desgarre en el hombro, pero lo más importante es que pude salvar la vida”, expresó Escobar.
Sócrates “Kazan” Souza, quien es instructor de motores, le preocupa “en gran manera” la cantidad de motoristas en las calles dominicanas sin la “más mínima protección”. Sostiene que no solo deberían conducir con el casco, sino también con botas o calzados adecuados, guantes y rodilleras.
El brasileño sostiene que hay una “gran diferencia” entre su país y este respecto a la seguridad de los motorizados. “Allá nadie puede salir sin un casco. Es totalmente obligatorio, ni siquiera se puede levantar el parabrisas, debe estar debajo. De lo contrario, el agente te puede multar”, dijo.
Kazan sostuvo que el precio de un “buen casco certificado” oscila entre US$100 y US$150. Entiende que es un valor “muy alto” para el promedio de los dominicanos, pero, “es mejor gastar eso ahora para prevenir y, no después en medicina, tratamiento o perder la vida por no estar debidamente protegido”. Aunque, consideró que hay menores precios que también pueden reducir el nivel de gravedad de una lesión si esta llegara a ocurrir.
De acuerdo a la Fundación MAPFRE, las lesiones en la cabeza acontecen en un 68% de los casos, por lo que indica que este debe ser adecuado al tamaño de la cabeza. Mientras, un 21% suceden en las piernas.