Dejado atrás el año 2022, entramos en un enero que, comúnmente, es largo para los agentes económicos, en particular, para los consumidores, sobre todo los asalariados tanto del sector público como privado, y también para las empresas que ven disminuidas sus ventas.
Pero si enero de este 2023 será extenso, más lo podrían ser los restantes once meses, pues es un año preelectoral, con apuestas del Gobierno para construir un discurso que le permita, en el 2024, el pase a una reelección en los distintos niveles de elección.
En esa misma línea se visualizan retos para la oposición política, que está urgida a convencer a una población, mayoritariamente pobre, de que sus propuestas son creíbles y pertinentes, a pesar de que vienen de dos candidatos de un partido que gobernó 16 años corridos.
La intensidad de 2023 no solo estará en el aspecto político, sino también en el plano económico, pues el entorno internacional continuará siendo complicado y convulso, con una fuerte inflación en las grandes economías, aumento de las tasas de interés, y una caída del producto interno bruto (PIB) mundial (1.7%), de Estados Unidos (0.5%), de China (4.3%) y de la Zona Euro (0.0%), según lo ha pronosticado el Banco Mundial (BM).
Los efectos negativos de la guerra entre Ucrania y Rusia aún se sienten en el resto de las economías del mundo. En este escenario, el BM advirtió: “Es probable que la combinación de un lento crecimiento, condiciones financieras más restrictivas y un fuerte endeudamiento debilite la inversión y provoque incumplimientos de pagos corporativos”.
De su lado, los pronósticos para la economía dominicana son de que se expanda en un importante 4.9%, según el mismo BM, aunque entendemos que con las condiciones que se están presentando en relación a la economía mundial, se debería ser más conversador y esperar un crecimiento del PIB dominicano de alrededor de un 4.5%. Esto así, debido a que aún persisten los problemas de déficit fiscal, igual que los temas vinculados al crecimiento de la deuda pública y el porcentaje que hay que pagar durante este año tanto de intereses como de capital, además del déficit cuasi fiscal del Banco Central.
Por otra parte, las centrales sindicales anuncian el inicio, en los próximos días, del dialogo para negociar un nuevo aumento del salario mínimo, lo cual, si ocurriera, podría ser un alivio para los bolsillos de aquellos que han visto disminuir su capacidad de compra debido al incremento de los precios.
Sin embargo, y en desmedro de esa misma clase trabajadora, continúa el conflicto entre el Colegio Médico Dominicano (CMD) y las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS), situación que, al parecer, empeorará, a pesar de los esfuerzos que está realizando el Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS).
El mantenimiento de la estabilidad económica, política y social es un reto importante en este 2023, por lo que se espera que la política fiscal siga jugando su rol de impulsar el desarrollo de los diferentes sectores productivos, lo mismo que la política monetaria y su papel en el control de la inflación y las tasas de cambio y de interés.
En definitiva, el año que recién inicia será intenso en términos políticos, y mucho más en cuanto a la economía dominicana. Lo importante es que el gobierno tenga la cabeza fría y el corazón caliente para implementar las medidas necesarias para que tengamos un país vivible y progresando.