Recientemente, el Congreso de la República de Chile aprobó un proyecto de ley que reduce la cantidad de horas a la semana que trabajan los empleados de ese país de 45 a 40.
Según Pasquali (2023), con esta propuesta “se prevé una disminución gradual de la carga laboral en un plazo de cinco años sin reducción de la remuneración, y también contempla la posibilidad de trabajar cuatro días por semana”. A raíz de esto, se ha abierto un amplio debate sobre las horas laborales semanales promedio que se trabajan en diferentes países de América Latina, así como en relación al porcentaje de trabajadores que tienen una jornada laboral extendida.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), citados por Pasquali, El Salvador es el país en donde más horas laborales se trabajan, con 43.4, seguido de México y Uruguay con 42.1, respectivamente. Así también, los trabajadores colombianos laboran, en promedio, 41.7 horas semanales, mientras que los empleados cubanos laboran unas 41 horas semanales.
Los países en donde menos horas semanales se trabaja son: Panamá con 34.1, Ecuador (34.5) y Argentina con 34.6. El promedio general de horas semanales laborales de los trabajadores de 15 países de América Latina era de 38.6. Ahora bien, el hecho de que se estime una cantidad de horas semanales promedio, no implica que no existan trabajadores que superen esos niveles, sobretodo dependiendo de los sectores productivos en donde se desempeñen y del nivel de competitividad que pueda existir entre las empresas.
Por ejemplo, el 35% de los trabajadores bolivianos superan las 49 horas de trabajo semanales, en tanto que el 33% de los hondureños estaban también en ese mismo nivel. En ese mismo sentido, el 32% de los empleados salvadoreños también superaban las 49 horas semanales de trabajo, y lo mismo hacían el 31% de los peruanos, el 27% de los mexicanos y el 14% de los trabajadores ecuatorianos. En donde menos horas de trabajo excesivas se labora es en Panamá y Venezuela, con solo el 9% de los trabajadores, respectivamente.
En el caso dominicano, y aun cuando la OIT estima que se trabajan 38.5 horas semanales, un poco menos que el promedio de la región, lo cierto es que en el Código de Trabajo se establece que la “jornada de trabajo es de 44 horas semanales, divididas preferiblemente en cinco días laborales de ocho horas cada uno, cuatro horas el día sábado con una jornada hasta el mediodía, y el día domingo libre”.
Sin embargo, independientemente de estos datos, las empresas, en sentido general, y en cualquier país de que se trate, tienen su propia dinámica y llegan a acuerdos con sus trabajadores en relación a la jornada laboral; y esto se hizo mucho más evidente con la llegada de la Pandemia del Covid-19 y, más específicamente, con la aparición del trabajo remoto.
Otro elemento a destacar aquí es que lo importante no es la cantidad de horas semanales que se labore, sino el nivel de productividad que se pueda alcanzar. En efecto, Alemania ha ido disminuyendo la cantidad de horas promedio semanales que trabajan sus asalariados, sin embargo, su productividad es una de las mayores del mundo.
Finalmente, aunque este es un debate interesante, debe quedar claro que el hecho que los trabajadores de un país laboren una mayor o menor cantidad de horas a la semana que otro, eso no significa que tienen mejor o peor calidad de vida, ni tampoco que tienen mayor ni menor remuneración salarial.
De lo que sí deberíamos asegurarnos es que con la cantidad de horas semanales laboradas por una persona, en cualquier parte del mundo, esta pueda adquirir los bienes y servicios que le son necesarios para vivir con dignidad.