Iniciaron los debates de los candidatos a cargos electivos, tanto congresuales como a la presidencia de la república y, con ello, crecen las expectativas de que un determinado aspirante pierda las próximas elecciones de mayo próximo, o de que otro haya reducido sus posibilidades de lograr un puesto electivo en esa contienda.
Dentro de todo, sin embargo, lo que más se debe celebrar es el avance que está teniendo el país en términos de su democracia pues, aunque los estos debates no la determinan ni la definen, por lo menos estamos enviando un ejemplo al mundo de que somos un pueblo civilizado, que discutimos tranquilamente nuestras ideas enfrentadas y de que somos tolerantes al disenso y a las diferencias de criterios, sin armas a tomar y sin posiciones extremistas.
Según datos recopilados, actualmente existen 36 partidos y organizaciones políticas y solo tres de estos son mayoritarios. Muchos partidos políticos para una población de apenas 11.2 millones de habitantes (2022). Por ejemplo, los Estados Unidos tienen 335 millones de habitantes y solo dos partidos reconocidos, el Demócrata y el Republicano.
Por igual, 36 partidos, organizaciones y agrupaciones políticas, y solo dos participaron en el Debate Senatorial organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE). Evidentemente, algo no cuadra, aunque es posible que algunos descubrieran que es más rentable crear una organización política que poner un negocio o vivir de un empleo.
Así también, en el Presupuesto General del Estado del 2024 está consignado un total de 2,520 millones de pesos a ser entregados a estas entidades, de cara a las elecciones de mayo, obteniendo los 3 grandes partidos políticos el 80% de este monto, es decir, un poco más de 504 millones cada uno, equivalente a 8.5 millones de dólares a la tasa de cambio actual del Banco Central de la República Dominicana.
A nuestro juicio, resultan sumas exorbitantes para el tamaño del país y para la condición de pobreza en que vive una franja importante de los ciudadanos dominicanos. Pero sabemos que algunos dirán: “Si piensas que la democracia dominicana es cara, piensa en cuanto cuesta un país en crisis económica, política y social como Haití, Cuba o Venezuela”.
Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional ha mejorado las expectativas de crecimiento de la economía dominicana, ampliándola hasta un 5.4% para el 2024, la cual será una de las de mayor expansión en la región. En ese mismo orden de cosas, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, en su informe sobre el Panorama Sectorial, establece que el crédito a los sectores productivos se incrementó en un 18.0% en el mes de febrero del año que transcurre, teniendo al sector construcción y al comercio como dos de los más importantes beneficiarios del mencionado crédito.
Por otra parte, se denota un cambio transcendental en el funcionamiento del poder judicial, toda vez que determinadas clínicas y hospitales del sistema sanitario dominicano han sido perjudicadas con sentencias que las obligan a pagar montos específicos a diferentes pacientes, como resultado de supuestas malas prácticas en los servicios de salud ofrecidos. Sin mostrar ninguna alegría frente a este ejemplo de la justicia, esto es algo que nunca se había hecho en el país, lo que sienta un precedente que, al final, puede ser bueno o malo según se mire.
Y si de precedentes estamos hablando, también es la primera vez que un ex presidente de la República, y candidato a ese mismo cargo en las próximas elecciones presidenciales, habla sobre el mercado sustancias ilícitas, o sea, de cómo se comporta la oferta y la demanda de ese particular producto y los precios que resultan de las transacciones realizadas. Como neófito en política, y como hombre alejado del mundo de los estupefacientes, me gustaría saber si se consultó a los oferentes y demandantes para llegar a esas conclusiones. Uff, la política compay.