Las autoridades monetarias dominicanas apuntan, porque así lo indican las señales que viene dando la economía, a una reducción de las tasas de interés desde medianos de año.
Esto es casi seguro, no porque sean un simple deseo de quienes tienen la responsabilidad de tomar esa decisión, sino porque hay más de una razón que obligan a hacerlo. Las tasas de interés tienen que bajar desde mediados de año, pues los sectores productivos no aguantarán la respiración por tanto tiempo.
El sector construcción, por ejemplo, ha mostrado un desempeño muy tímido y apenas creció 0.6% en 2022, marcado por la inflación y lo difícil que se puso acceder a financiamiento competitivo, a pesar de los esfuerzos que hicieron las autoridades por que se dinamizara. La verdad es que ha sido difícil lograrlo.
Las esperanzas están puestas en dos puntos de referencia: una flexibilización de la estrategia de política monetaria y una baja en los costos de las materias primas, principalmente cemento, varilla y agregados, así como otros materiales importados, tales como pisos, cuyos precios han comenzado a ceder tras la normalización del transporte en todo el mundo.
Las señales han sido captadas por el mercado. Todo está listo para que se modere la postura de política monetaria restrictiva de las autoridades, lo cual agrega un elemento positivo a las expectativas de los agentes económicos.
Además, es predecible una reducción de tasas toda vez que el Banco Central espera un crecimiento de entre 4.00% y 5.0% al finalizar 2023, lo cual podría ponerse en riesgo si no se acomodan las condiciones para impulsar la inversión.
No ha de sorprender si en los próximos meses ocurre una ralentización del crédito al sector privado, ya que los agentes económicos comienzan a pensar en lo que traerá el mercado financiero en los próximos meses. En este contexto hay que admitir que las autoridades monetarias han actuado con proactividad, adelantándose a los acontecimientos, lo que ha sido positivo en este proceso de recuperación de la normalidad en el comportamiento de la economía.
Respecto a la postura de la política monetaria, la actuación proactiva ha sido clara. El Banco Central aumentó su tasa de referencia en 400 puntos básicos entre enero y octubre de 2022, con lo que acumuló una variación de 550 p.bs. desde el inicio del plan de restricción monetaria en noviembre de 2021.
A partir de noviembre de 2022, decidió mantener sin cambios la TPM, estimando que esta habría alcanzado un nivel adecuado para la convergencia de la inflación al rango meta de 4.0 % +/- 1.0 % durante 2023.