La salud mental cada vez juega un papel importante en el desarrollo de los negocios. Así lo evidencia el estudio “El factor invisible”, publicado por el BID Lab y The Wellbeing Project, que señala que seis de cada 10 emprendedores de alto impacto (EAI) en América Latina y el Caribe presentan síntomas de burnout moderado.
La publicación precisa que los EAI, quienes tienen negocios con impacto social o ambiental, enfrenta presiones vinculadas al estrés, la ansiedad o el agotamiento generalizado, los cuales son causados por la presión financiera o el levantamiento de capital (73%), seguidos de la presión para innovar en modelos de negocios, financiación y crecimiento (61%).
Además, la situación económica del entorno (61%), el aprovechamiento de las largas horas de trabajo (53%) y la presión para el éxito en ventas o la escalabilidad a nuevos mercados (50%). Provocado que tres de cada 10 exhiban severos síntomas de malestar psicológico
“Los emprendimientos de alto impacto son una parte esencial de las economías dinámicas de nuestros países. Sin embargo, en muchos casos, estos/as emprendedores enfrentan circunstancias y desafíos muy particulares de la región. A las presiones cotidianas asociadas con factores financieros, operativos o de sostenibilidad, se suman contextos políticos, económicos y sociales muy cambiantes, así como recientemente los duros impactos por la pandemia del covid-19”, explica el informe.
La situación actual en temas de bienestar y salud mental reflejan el poco interés que hubo por muchos años en la región. Sin embargo, la pandemia del covid-19 y su profundo impacto han demostrado la necesidad de visibilizar estos trastornos.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 22% de las personas de la región padecen uno o más trastornos mentales y neurológicos, especialmente en poblaciones vulnerables o jóvenes, y entre un 60% y 65% necesitan algún tipo de atención y no la reciben, impactando, por ejemplo, en el número de intentos de suicidio al año.
Bienestar
De acuerdo con el estudio, los emprendedores de alto impacto recurren a alternativas para contrarrestar los efectos negativos que tiene el estrés y la ansiedad en su día a día. Para ello, hacen ejercicio, caminan, duermen más y mejor, comen más sano y reducen el consumo de café, alcohol y tabaco.
“La segunda estrategia más utilizada es la conexión social (32%), que incluye el pasar tiempo con la familia, la pareja, amigos, realizar actividades grupales online o presenciales, participar en grupos de interés temáticos o hobbies”, destaca el texto.
Además, integran prácticas de espiritualidad y religiosidad (30%), incluyendo hacer yoga, meditación, rezar o asistir a ceremonias religiosas, así como algunos realizan terapias y trabajo psicoterapéutico con especialistas para reconocer sus emociones (27%).