[dropcap]E[/dropcap]l redondeo en los precios de artículos que venden los supermercados es una práctica viejísima. ProConsumidor no existe para eso. El hecho de que no te devuelvan completo o que te den mentas o goma de mascar como si fuera dinero, eso también es viejo. Es más, la gente hasta lo deja pasar como algo normal, aunque no lo es.
Pero que te roben dos, tres, cuatro o cinco pesos y la cajera ni siquiera se disculpe por no tener menudo en ese momento, eso sí que es grave. Y quizá no sea el monto en sí lo más importante. El hecho de que no haya siquiera una disculpa indica que los límites para maltratar al consumidor no están definidos.
Y ProConsumidor, que es muy probable que reciba estas quejas a diario, parece que no se da por enterado. La autoridad, en este caso la institución que debe proteger al consumidor, está para ejercerse.
Cinco pesos en una persona son insignificantes, pero si eso mismo le pasa a dos millones por día durante 30 días habrá que imaginarse a cuánto llegará eso. Así no se vale.