[dropcap]L[/dropcap]a reforma fiscal, que algunos consideran que es muchísimo menos importante que una reforma moral, era un tema tabú en campaña. Hablar de cambios en el sistema impositivo restaba votos.
Si por obligación había que tocarlo, por supuesto, se hacía con pinzas, delicadamente, para no generar malas interpretaciones que obligaran a dar aclaraciones.
Hoy, que ya no hay campaña, que se sabe quién ganó, que se impuso la razón de los más eficaces y que de todos modos se acepta que el tema sí era tabú, ahora hay asomos (¡no son asomos nada!) de que algo viene.
Aunque no hay coincidencia en los datos que se manejan, que uno dice que es así y otro dice que es “asá”, que la evasión es más o que es menos (pero hay evasión), entonces sí sabemos que hay algo cocinándose.
Y para colmo, es casi seguro que ahora vienen con el cuento de que “si queremos seguridad ciudadana hay que aguantar más impuestos para pagar esa seguridad”.