Cuando se habla de la industria de cine, a nivel internacional, se hace referencia a producciones que, con cada estreno, se genera una nueva competencia por el interés de la audiencia, el impacto mediático, y recaudaciones. Es así como, cada película, busca hacerse un puesto entre esos grandes estrenos.
En República Dominicana, la historia no es tan distinta, de acuerdo con la directora general de la Dirección General de Cine (DGCine) en República Dominicana, Marianna Vargas Gurilieva. En una visita al periódico elDinero, valoró el trabajo que hace el medio para diversificar la conversación acerca de una industria que, solo en 2022, movilizó más de RD$15,170 millones en presupuesto ejecutado de proyectos filmados a nivel nacional.
“Hace tres o cuatros años, nadie de economía o negocio escribía sobre número y cine. No veían esto como una industria, y eso es lo que nosotros siempre decíamos, que era el reto. Que dejaran de vernos solo como entretenimiento”, expresó.
Ante ese nuevo panorama, Vargas enfatizó que, para el sector que representa, es una grata noticia ver que hay cada vez mayor motivación de escribir sobre el cine, desde la perspectiva de industria y negocio. “Obviamente no se puede separar una de la otra, porque siempre va a ser una industria cultural”, añadió.
Los números del cine dominicano
Si bien la Ley de Cine sobrepasó la década desde su promulgación, no fue hasta hace unos pocos años que la industria fílmica cobró mayor relevancia, razón por cual, a pesar de sus cifras en ingresos, se considera “naciente”.
“La industria del cine dominicano ha ido avanzando de una manera vertiginosa los últimos años, por decirlo así. Aquí hay muchas producciones nacionales e internacionales”, comentó. Un ejemplo en cifras de cómo ha crecido ese sector son los registros cinematográficos emitidos, que se triplicaron entre 2018 y 2021, al pasar de 1,119 a 3,001.
Para Vargas, si bien es valorado e importante el aporte que hacen esas inversiones, es más apreciado lo que deja a su paso. “Cuando llegan proyectos de US$80 millones, US$40 millones… la verdad que son cifras muy importantes, pero sobre todo lo son los empleos que te generen”.
El año pasado, de 125 proyectos cinematográficos rodados a nivel nacional, unos 29 fueron nacionales y 66 fueron extranjeros. Sin embargo, tal como explicó, si bien son cifras para celebrar, representan un reto. “Requieren mucha capacidad técnica, pero son bien remunerados en comparación con otros sectores. Cuando hablamos de producción extranjera, es mucho dinero, pero es un trabajo muy sacrificado”, señala.
De hecho, mientras crece, la industria del cine en República Dominicana se enfrenta a nuevos desafíos a nivel regional. “Ya no es tan fácil, tomar decisiones”, dice Vargas. “Me ha tocado esta experiencia varias veces, que en el último momento es que se toma la decisión de filmar en República Dominicana”, añade.
“[Se está dando] una competencia, entre dos jurisdicciones y te dicen, luego que consiguen el financiamiento, tiene que buscar locación y es ahí cuando te dicen ‘está compitiendo con Colombia’. Entonces hay que andar rápido, buscar el tipo de locaciones que necesita”, para poder atraer esas inversiones. Es en ese sentido que, en medio de la conversación, comenta que “es cada vez más difícil predecir, porque los tiempos de la toma de decisiones son más cortos”.
La Ley de Cine
Al ser cuestionada sobre la Ley de Cine, Marianne es concisa y precisa a señalar que, sin la misma, no habría cine. Así mismo, destaca que una cosa es el regulador y la otra, la industria como tal.
“Uno aplica la ley que tienes, y la mejora en la medida de que el marco regulatorio le permita, dentro de las atribuciones que tenemos, obviamente. O sea, que al final sí puede que un sector se vea aludido, pero uno al final es regulado. Y es la ley que hay, la que toca aplicar”, comenta.
Como tal, la industria cinematográfica de República Dominicana adquiere mayor relevancia a raíz de la creación de la Ley 108-10 que tiene por objeto propiciar un desarrollo progresivo, armónico y equitativo de la cinematografía nacional y, en general, promover esta actividad.
Respecto a la calidad de las producciones locales, sostuvo que la misma es subjetiva, y que al igual que otras naciones de la región donde se aplica un reglamento similar al dominicano, se va forjando con los gustos y preferencias de la población que consume cine.
“El tema de la calidad es muy subjetivo, que sea comedia, no la hace de mala calidad. Es un género simplemente. Ahora yo sí creo que nuestra audiencia debe ir educándose más. Nosotros sí tenemos cine de buena calidad, lo que pasa es que no necesariamente es el que usted conoce”, expresó Vargas.
En ese sentido, citó ejemplos como Ramona, la segunda película dominicana que está en un festival clase A. “Está en La Berlinale (Festival Internacional de Cine de Berlín), es una comunidad cinematográfica. Estrenar en la Berlinale tiene muchísimo más prestigio que estrenar en Cannes, o sea, tiene un peso impresionante”, dijo.
Asimismo, aprovechó para indicar que no se puede ver al Estado como el único responsable en ningún lado. “O sea, si tú delegas en el Estado, no vas a tener respuestas de ningún tipo. Ya le corresponde a cada uno de los dominicanos, la misma población, hacerse eco de las películas que son buenas. Corresponde al distribuidor diseñar una estrategia de distribución”.
Entiende que, si el Estado está apoyando con el desarrollo, la producción y post-producción a través del incentivo de la regla 34, la promoción, o la parte de la distribución, debe ser el mercado el que vaya generando la interacción con la película. “Resumiendo el tema de la visibilidad, yo creo que es una labor de todos, de la industria. Si a ti te gustó Ramona, apóyela. Tenemos que también hacernos eco de eso, así como cuando se vistieron de rosado y lo subieron a las redes”, concluyó.
Acerca de Marianna Vargas
El acercamiento de Marianna Vargas con la industria del cine se da con la redacción de la ley.
“Me involucran en la comisión que redactó la ley, y específicamente yo, estaba muy concentrada en lo que son los incentivos para las producciones internacionales, para los proveedores de servicios técnicos, para los estudios y la estructura de gobernanza de la ley”, explicó a elDinero.
Aclara que el reglamento no surge en el 2008 con la creación de esa comisión, “ya venía parte del sector pidiendo que se crease una ley de cine”.
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