La crisis que ha provocado la intención de un pequeño grupo de empresarios poderosos haitianos, ahora respaldado por lo que queda de gobierno en ese país, de construir un canal con la finalidad de desviar las aguas del río Masacre hacia territorio de Haití, ha alcanzado ribetes internacionales convirtiéndose en uno de los temas principales que se abordaron durante la 78va. Asamblea General de las Naciones Unidas.
Es tan así, que hasta Joe Biden, presidente de los Estados Unidos de América, en su discurso de orden, pidió al Consejo de Seguridad que autorice el envío de una misión internacional de paz, ya que el “pueblo haitiano no puede esperar más”. La lectura a esta nueva posición del gobierno norteamericano hace pensar que todo estaba bien hasta que la crisis institucional a lo interno de Haití pasó ya a ser un problema de la región, con probables efectos negativos sobre los intereses económicos de los norteamericanos en suelo dominicano.
Tradicionalmente, los Estados Unidos han sido, por mucho, nuestro principal socio comercial, además de que somos uno de los destinos turísticos de la región más atractivo para los estadounidenses. En efecto, durante el período enero-julio de 2023, República Dominicana exportó hacia ese país un total de 3,782.7 millones de dólares, según datos del Centro de Exportación e Inversión (ProDominicana), al tiempo que se recibieron más de un millón trescientos mil turistas procedentes de esa gran nación del norte, representando esto un 26% del total de visitantes recibidos.
A su vez, las importaciones provenientes de Norteamérica alcanzaron los 3,128.7 millones de dólares durante el primer trimestre del año que transcurre (ONE, 2023), mientras que los residentes de Estados Unidos realizaron inversiones extranjeras directas por US$1,520.9 millones durante el 2022. Los datos anteriores se aportan para que se tenga una idea de los intereses que tienen los norteamericanos en suelo dominicano, los cuales se verían seriamente afectados si la crisis creada por los haitianos, alrededor del río Masacre, se extiende más allá de la frontera entre Haití y República Dominicana.
Otros países que han mostrado interés en enviar tropas al vecino país de Haití para eliminar las bandas que controlan a esa nación, son España y México. Pero esto no es fortuito, esos dos países tienen cuantiosas inversiones en nuestro país las cuales se verían impactadas si se materializa lo que la incontrolable cúpula haitiana ha venido azuzando durante los últimos años y es que la crisis migratoria se convierta en un conflicto que derive en un enfrentamiento armado entre dominicanos y haitianos.
Por ejemplo, las mayores inversiones de los españoles en nuestro país están en el turismo, específicamente en el área hotelera, la cual es muy sensible a los problemas políticos y sociales que puedan ocurrir en un determinado destino turístico. Por demás, España es el segundo país que envía la mayor cantidad de remesas de dominicanos en el exterior, con cerca de un 6,8%. Por igual, México tiene importantes inversiones en República Dominicana a través de las siguientes empresas: América Móvil (Claro Codetel), BEPENSA, CEMEX, Hotel Hard Rock, entre otras, y no es cierto que los mexicanos se quedarán de brazos cruzados viendo el cadáver de sus inversiones pasar frente a sus narices.
En resumen, el envío de una fuerza internacional de paz encabezada por varios países, con Kenia como como país líder en esta tarea, a fin de restaurar el orden en Haití e iniciar un nuevo proceso que permita reencausar a esa nación por senderos democráticos, no solo es necesaria en estos momentos aciagos que viven los haitianos, más allá de la crisis alrededor del río Masacre, sino también una manera de salvaguardar los intereses económicos internacionales que confluyen en República Dominicana. Evidentemente, lo que está en juego no son solo las aguas de un río.