De poco vale que el Gobierno dominicano anuncie que la frontera ya no será la misma luego de flexibilizar el comercio de alimentos y medicamentos.
Las restricciones que se pretende mantener en cuanto al flujo migratorio y tráfico de mercancías como materiales de construcción, entre otros, solo se han de cumplir si las autoridades locales de Migración y del Ministerio de Defensa has hacen cumplir, pues es, precisamente, desde los estamentos militares desde donde se producen los filtros.
Las mafias en torno al tráfico de mercancías y de personas por la frontera con Haití son fruto de complicidad entre haitianos y dominicanos; sin embargo, es seguro que quienes las dirigen no son haitianos, han de ser dominicanos.
El presidente Luis Abinader debe estar atento a lo que hagan sus subalternos, a que se obedezcan sus órdenes y no se queden en el aire.