[dropcap]E[/dropcap]l conocimiento se ha convertido en el principal factor de producción de las sociedades desarrolladas. Los ejemplos sobran: Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Alemania, Estados Unidos, con Silicon Valley; y Canadá, entre otros ejemplos emblemáticos.
República Dominicana, que se encamina a implementar un nuevo modelo educativo, ahora que se ejecuta el 4% del producto interno bruto (PIB) para la educación preuniversitaria, debería incluir una asignatura que sólo se dedique a estudiar el fenómeno del desarrollo, partiendo de las enseñanzas de figuras notables como Fritz Machlup y Peter F. Drucker.
Conocer y valorar la importancia que tiene el conocimiento para el desarrollo de las sociedades es el primer gran paso que deberá dar el país con miras a alcanzar el bienestar.
La República Digital, propuesta por el presidente Danilo Medina, es una aspiración válida desde el punto de vista del enfoque, por lo que merece todo el crédito. Esta es, sin quizá, la primera propuesta que apuesta a aprovechar el potencial que ofrece el conocimiento para materializar el sueño de una nación más equitativa.
El conocimiento es el principal capital que tiene el ser humano. Dentro de la República Digital lo justo y oportuno es que se aproveche todo el potencial que ofrece la industria del software, como planteó Álvaro Calderón, experto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en una exposición que tituló “Elementos para el desarrollo de la cadena del software y los servicios TIC en República Dominicana”, en una actividad que contó con el apoyo del Indotel, del Ministerio de Industria y Comercio, del CEI-RD y de otras entidades públicas.
Ahora es el momento de aprovechar el pelotón de jóvenes desempleados, deseosos de encontrar espacios para desarrollar su talento, para ejercitar los cerebros de toda una generación en la que debe descansar el porvenir.
Calderón citó, entre otras oportunidades del país, la existencia de una industria incipiente, y que está en plena construcción de la propuesta técnica consensuada de la Agenda Digital 2016-2020, además de la puesta en marcha de un diálogo público-privado eficiente.
Tener acceso a la tecnología y a conexión de internet no garantiza el desarrollo, si no se convierten en herramientas útiles y con personas lo suficientemente conscientes de lo que tienen en sus manos.
Al apostar en la industria del software se construyen capacidades para las exigencias del futuro, pero sobre todo del presente. Tomar la palabra a este experto de la Cepal es una decisión inteligente, como lo es la propuesta de la República Digital.
Plantea que la economía digital constituye un impulso para la productividad, el crecimiento y el desarrollo sostenible, advirtiendo que no se trata de un proceso automático, queriendo decir que se requieren instituciones y políticas que aseguren la generación de sinergias entre la difusión de las nuevas tecnologías y el cambio de la estructura productiva hacia sectores más intensivos en digitalización y conocimiento.
Según la Cepal, la economía digital crece en importancia en América Latina. En 2015 la región representaba el 3.7% de los ingresos mundiales de la industria del software y servicios de TIC. En este renglón, en 2012, Brasil logró ventas por US$40,000 millones con 1,900 exportaciones (5%); Argentina, US$4,115 millones y 926 exportaciones (23%); Colombia, US$1,800 millones y 140 exportaciones (8%).
En 2006, Costa Rica registró ventas de US$173 millones, 80 exportaciones (46%); Chile (2008) registró US$1,165 millones, 270 exportaciones (23%); Ecuador (2011), US$307 millones, 30 exportaciones (10%) y Uruguay que vendió US$600 millones, realizó 250 exportaciones (42%) en 2010. Hagamos que República Dominicana aparezca en la lista.